viernes, 27 de noviembre de 2009

Dilema

Que la vida pone trampas es algo que nos va quedando claro a medida que vamos quemando etapas. En cada obstáculo encontramos un motivo para mirar hacia adelante o bien hacia atrás. Sucede muchas veces que las trampas las encontramos cuando aún no hemos decidido qué bifurcación escoger. Cuando se juntan el trabajo y la familia es muy difícil dirimir. Por un lado está la obligación moral de no romper lazos con un grupo del que depende tu día a día y por otro lado está la obligación afectiva de cumplir como un marido enamorado, que es lo que soy. Haga lo que haga, a alguien le fallaré. Otra vez. Maltido dilema.

martes, 24 de noviembre de 2009

Me falta fondo y costumbre

Que uno se hace mayor lo evidencia el grado de paciencia por lo que antes te parecía un sueño diario. Salir de casa con la mochila al hombro, descubrir parajes de ensueño, reencontrarse con amigos para revivir vivencias, regresar a casa tras haber batido al frío, presenciar a tus viejos compañeros mientras juegan un partido de fútbol, regresar al bar donde te tomabas mil cañas hasta la hora de la siesta, volver a visitar los garitos de tus noches de juventud, encontrarse con un viejo confidente de inquietudes y terminar en la puerta de una churrería mojando una porra en un vaso de café. Lo que antes podría haber sido natural de obra y pensamiento, ahora es una tortura para el resto de la semana.

Las piernas pesan un quintal después de la caminata, los pulmones disparan toses agudas después de la falta de oxígeno, la piel pide calor después del frío de la sierra, el cuerpo pide una ducha donde antes pedía más cerveza y la semana te arrastra con una resaca de alcohol que antes ni imaginabas cuando no bebiste ni la mitad de antes.

Lo peor de todo es estar hecho polvo y sentir deseos de repetirlo ¿Lo peor o lo mejor?

lunes, 16 de noviembre de 2009

Un buen amigo

Volver a ver a un buen amigo siempre es motivo de regocijo. Si el amigo es Juanra, la situación se torna en mucho más especial.

Sucede entre nosotros que, por culpa de la distancia y la pereza nos vemos mucho menos de lo que deseamos. Aunque nunca perdemos el contacto por la vía telefónica, no es lo mismo la frialdad de un auricular que el calor de una cerveza en mesa compartida. Nos entendemos tan bien que raramente discutimos y si lo hacemos la cordialidad es casi envidiable.

He de reconocer que no soy tipo de muchos amigos pero puedo presumir que los que tengo son amigos de verdad.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Superado

"Tienes trabajo, que no es poco" o "Tienes suerte de tener trabajo" son dos de las frases más manidas y más recurrentes a la hora de incitarme a regocijarme conmigo mismo.

Cierto es que hace meses, cuando la empresa en la que trabajaba se fue a pique, tuve un miedo horrible a quedarme en el paro con todas las funestas expectativas que se presentaban. Fue por ello que acepté una oferta a la baja.

Durante años he trabajado como un perro y nadie me ha agradecido nada. No me quejo de ello pues ya estoy acostumbrado y empiezo a tener claro quien es quien en este juego de roles. He tenido épocas de atasco y épocas de desatasco, pero esto que vivo hoy no me había ocurrido nunca. No hago nada más que sacar papeles para adelante y no avanzo nada. Como siga así voy a terminar por hundirme ¿Qué más puedo hacer?

martes, 3 de noviembre de 2009

El ciclo de la vida

A medida que vas creciendo te das cuenta de las etapas que vas quemando una vez las has superado. A nadie le enseñan a ser mayor cuando es pequeño y, sin embargo, cuando acabas la universidad te das cuenta de que ya has caminado por toda tu infancia y no te vale, como tantas otras ocasiones, buscar cobijo en la palabra de tus padres.

Crees que eres mayor cuando encuentras tu primer trabajo y, sin embargo, pasan los años y cuando miras atrás te das cuenta que no eras más que un crío con más aspiraciones pendientes pero menos cumplidas que ahora. Nadie me enseñó a crecer y, por más formación que uno tenga, solo los años te dan lecciones de aprendizaje vital.

El viernes me enteré de que sería padre y, cuando lo supe, además de una gran alegría me invadió una gran añoranza. "Hace nada yo jugaba al Pressing Catch con mis hermanos", le dije a Sagrario. Sé que no estoy preparado porque nadie me ha enseñado a estarlo. Todo llega. De igual modo que llegará el día en que vea como crecen mis hijos y mire hacia atrás para darme cuenta de toda la vida que me quedaba para disfrutarlos. He de hacerlo. Quiero hacerlo.