lunes, 20 de junio de 2016

Miedo, identidad, populismo e incertidumbre

El PP tiene miedo. Miedo a que se acaben sus días de asueto, a que les tumben las leyes, a que los poderes fácticos comiencen a mirar hacia otro lado y, miedo, sobre todo, a que les desmonten el chiringuito. Miedo a que los corruptos terminen en la cárcel, a que las comisiones se reduzcan a cero y miedo a tener que volver a creerse todas sus mentiras despotricando barbaridades desde el púlpito de la oposición.

El PSOE sufre por su identidad. Le han comido la tostada por la izquierda y teme acercarse demasiado a la derecha al tiempo que sus viejos barones dan lecciones de dignidad. No se atreven a hablar de pactos porque realmente desconocen en qué lugar estarán el día veintisiete. Dan la mano a sus adversarios de manera cruzada mientras los codos apretan el pecho y el aire sale de los pulmones. No saben si ser toro o torero. Sin avanzar y caer al precipicio o retroceder y dejar de contemplar las vistas.

Ciudadanos se enroca en sus propias contradicciones. Lleva dos campañas criticando los populismos y, mientras tanto, se presenta en Venezuela a dar lecciones de humanidad y, al mismo tiempo, se da un baño de masas aprovechando un partido de la selección española. Dice que no pactará con el PP y, mientras tanto, le tiende la mano a las nuevas generaciones del partido. Reniega de Pedro Sánchez y todos sabemos que, si quiere un sillón, volverá a prestarse al diálogo para venderse, una vez más, como el salvador de la patria.

Podemos no sabe nada de lo que va a pasar. Lo peor de todo es que quizá ni lo entienda. Hasta ahora se les ha visto como cómodos oradores, un buen don de la palabra y muy buenas promesas, pero lo cierto es que nunca han gobernado y, lo que es peor, no sabemos si les dejarán gobernar. Tiran de referentes como Allende y Mújica, tipos muy loables con políticas muy sociales. Este país necesita un poco de socialismo, pero también necesita un partido firme y unos poderes fácticos que quieran negociar. Además, mientras sigan guardando silencio en torno al gobierno venezolano, seguirán estando siempre bajo sospecha, aunque todos sepamos que aquí existen problemas más importantes de solucionar que cambiar el gobierno de un país extranjero. Aunque todos sepamos que las cortinas de humo, como arma arrojadiza, siempre son un golpe de distracción por miedo a que el enemigo te gane la guerra en tu propio terreno.