lunes, 23 de abril de 2018

Maldad y ambición

El ser humano es un compedio de maldad y ambición a partes iguales. En algunas ocasiones, cuando la ambición se reduce a la banalidad, a la simple felicidad personal o al objetivo de felicidad ajena, es cuando la maldad deja de emponzoñar el corazón y dejamos a un lado esa parcela de envidia que a todos nos conduce al odio.

El problema de la maldad es que, cuando se extralimita, se convierte en un relato de miedo. De personas malas está lleno el mundo porque cualquier conjunción precisa de una contrapartida que conduzca al raciocinio. Qué lleva a una persona adulta a dañar a un inocente niño es una de esas preguntas que la gente sensata nos realizamos de vez en cuando. Cuando falta la empatía es cuando la maldad y la ambición nos conducen al lado oscuro.

Yo no soy como soy, dirán algunos, soy como me han hecho. Esta sociedad que tanto amamos a veces da tanto asco que dan ganas de bajarse en marcha. Que no me esperen en la próxima estación.

martes, 17 de abril de 2018

Blas de Lezo

A menudo nos gusta echar mano de los grandes héroes del pasado. Toda patria tiene un símbolo, todo
país tiene su propio fetiche. Con esta manía tan nuestra de despreciar lo patrio o de ensalzar las glosas por encima del orgullo, hemos dejado que personajes ilustres se hayan ido marchando por el desfiladero del olvido.

A Blas de Lezo le llamaban "medio hombre". A los veintiséis años ya había perdido una pierna, un brazo y un ojo. Cojo, manco y tuerto como era fue capaz de rendir cientos de navíos y de defender varios sitios ante el acoso de flotas rivales mucho más numerosas. Se le recuerda especialmente por defender Cartagena de Indias al mando de dos millares de soldados contra treinta y nueve mil unidades inglesas. El arrogante Vernon, almirante inglés que dirigió el sitio, había acuñado monedas conmemorativas con su victoria y hubo de guardárselas a buen recaudo.

El valor, el arrojo y el servicio a su país no le valió a Lezo el reconocimiento merecido. A día de hoy, mientras los libros de historia cuentan la vida de reyes serviles y validos ávaros, han olvidado la verdadera historia de los tipos que mantuvieron a España, durante siglos, en lo más alto del poder. Sea por complejo, sea por precaución, hemos preferido pasar por alto sus vidas antes que homenajear sus gestas.

martes, 3 de abril de 2018

Sábado santo

La familia es el hogar de la memoria. La familia es el punto de reencuentro con uno mismo, el lugar común donde regresan los recuerdos y se conceptúan los planes. Cada sábado santo es una tradición; cada año, como si de una película de costumbres se tratase, volvemos al hogar, a la chimenea, al pote, al hornazo, a la seguridad de sentirse vivos porque en la necesidad de repetir sentimos la necesidad de querer seguir repitiendo.

El sábado santo es familia y es tradición; es un pote de conejo alrededor de una sartén, es una lumbre cercana y unas ascuas para asar chuletas, es una partida de cartas vespertina, un café recién hecho y un hornazo de caganís. Como cada año, volvimos a la infancia para regresar a la madurez. Como cada año, quedó la promesa de una próxima vez donde volveremos a vernos como familia.