Llevamos más de tres años sufriendo la opresión de una crisis que nosotros no nos buscamos. Primero fueron los bancos, después las empresas y ahora es el gobierno quien nos ahoga. Mientras el ejecutivo estuvo de brazos cruzados viendo como el barco se iba a la deriva, los sindicatos le tocaron las palmas porque les interesaba bailar al son de quien sabía silenciarlos. Ahora, cuando ya hemos tocado el fondo y cuando las soluciones son más complicadas que los problemas, se proponen parar al país para hacer mucho ruido y, seguramente, cascar pocas nueces. La huelga es necesaria, sí, pero llega muy tarde.
La verdadera importancia
Hace 1 semana
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