El tiempo pasa, los hijos crecen, las canas salen, las arrugas aparecen y los amigos desaparecen. Intentas un último amago de conciliación y las respuestas son cantos al aire, a ver si quedamos, pues eso, cuando queráis, decid día y hora, eso, eso, tenemos que quedar. Pero nadie se moja. En el fondo, nadie quiere quedar. Empiezo a temer que yo tampoco. No sé, será que me está costando tanto aceptar la realidad que estoy terminando por disuadirla. Ya no hay amigos, sólo hay un pasado.
Naturalidad
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario