Ahora, cuando nos tocan la inmoralidad, nos asaltan con palabras gruesas y nos hacen ver que nuestro juego es ilegal, entonces retorcemos el hocico, apretamos los puños y nos rasgamos todas las vestiduras para hacer ver que es nuestro honor el que está en juego cuando realmente nos estamos jugando la vergüenza.
Mira que Pablo Iglesias ha dicho boutades, mira que hay momentos y razones para afearle algunas cuestiones, pero que se vuelvan locos, no sólo desde la oposición, si no también desde el mismo gobierno porque haya dicho una verdad tan grande como que España no es una democracia plena, habla peor de los escandalizados que del ínclito, porque ellos saben que hay algo que duele mucho más que los golpes y no es otra cosa que la verdad.
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