jueves, 29 de febrero de 2024

El sillón

Existe un sentido inherente en el ser humano que es el de la comodidad. A nadie le gusta trabajar, eso lo daremos por descontado, por ello, cuando se encuentra un trabajo apto a las consecuencias aunque sea completamente inapto a las circunstancias, nos resulta muy difícil manejar una opción de cambio, porque si las remuneraciones son altas y los esfuerzos son bajos, el premio obtenido termina siendo mucho mayor del esperado y por ello nos negamos a renunciar a nuestra posición de privilegio.

Si el premio a una carrera de abyecciones y escaladas es el de llegar a diputado, es mucho mayor el rechazo a renunciar al privilegio porque allí, aforamientos aparte, encuentras cierta seria de privilegios que escapan al ciudadano común. Por ello, puedo imaginar al señor Ábalos tratando de idear mil excusas y buscando la mejor huída hacia adelante que le permita mantenerse en su lugar, porque mejor que allí, al calor del estado, no va a estar en ningún sitio y quizá si algún día, si tiene la suerte de encontrar la puerta giratoria que le haga regresar al mundo de los vivos en condiciones óptimas, saldrá por patas de la manera más cobarde posible gritando aquello de santa rita lo que se da no se quita.

Porque se puede tener en contra al gobierno, se puede tener en contra a la oposición, se puede tener en contra a la opinión pública y se puede tener en contra a la ciudadanía, pero amigo, el sillón es el sillón y con lo que cuesta conseguirlo, no va a haber ni juez ni parte que me obligue a levantar mi trasero de él porque ¿Dónde voy a estar más calentito?

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