La principal consecuencia de que en nuestra época solamente existiesen
dos canales de televisor es que al final te veías obligado a ver todo lo
que emitiesen. Fue por ello que todos nos sentábamos delante del
televisor para seguir cualquier serie que nos echasen, aunque se tratase
de una serie sueca sin ritmo y casi sin argumento.
Una de aquellas series trataba de un grupo de hermanos pequeños que se
quedan solos en casa debido a que sus padres tienen que marcharse a un
largo viaje. En principio aquello era el sueño de todo pre adolescente.
Quedarse solo en casa, sin padres y sin normas. Mientras les veíamos
divertirse y abrazarse a una anárquica responsabilidad, nos
preguntábamos de qué se alimentarían sin una madre que les cocinase. La
respuesta se nos dio enseguida; gracias a un premio, recibían cientos de
lata de ravioli. Así pues, ya tenían sustento.
Y así continuó aquella absurda historia durante varios meses hasta que
los padres volvieron de viaje, los niños se hartaron de comer ravioli y
nosotros nos levantamos del sofá para ir a jugar al fútbol al descampado
sin tener ninguna gana de probar esa especie de pasta con salsa que los
suecos vendían en lata.
Naturalidad
Hace 1 semana
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