Cuando el tipo íntegro trata de salvar la imagen de la empresa y los pelotas del absurdo sólo tratan de salvar su imagen, la encerrona se convierte en decepción y la decepción en estocada. Al final, el tipo íntegro terminará fuera de la empresa, yo más triste que un perro abandonado y los pelotas del absurdo con su medallita inmerecida.
Así funciona el mercado.
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