jueves, 25 de enero de 2024

Urgencias

Hacía tiempo que no vivía una época de urgencias como la actual. Me refiero al terreno laboral, claro, que luego cada uno tiene su propia conclusión y aquí estoy yo, aguantando mi vela, mientras trato de capear un temporal cuyos vientos vienen cada vez más fuertes y revueltos. A la suma de obras se añade la suma de jefes y, con todo, la suma de trabajos. El problema es que cada uno cree que su trabajo es prioritario sobre los demás y cuando no debo priorizar un contrato debo hacerlo con una factura y si no con un comparativo y sino con un control de costes y así, con la lengua fuera todo el día y el corazón desbocado cuando me meto en la cama por la noche, empiezo a vivir una situación angustiante de la que trato de salir de la mejor manera posible; tratando de desconectar y tratando de no llevarme nada a casa. Realmente lo consigo y durante horas soy capaz de olvidar, hasta que llega la oscuridad y antes que el sueño llegan, de nuevo, ahí, las urgencias.

Dicen que la mejor manera de escapar es salir corriendo, pero también dicen que correr es de cobardes y conmigo no van a poder un puñado de papeles.

Eso espero.

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