Deberíamos tener las cosas claras, pero tenerlas todos, dejarnos de medias tintas y demagogias, dejarnos de pasados ni de futuros, llamar a las cosas por su nombre y si hay que pasar página, como otros instan, hacerlo desde la integridad. Un dictador es un dictador, un caudillo es un caudillo y un cacique es un cacique. Ninguno de los tres términos está relacionado con las libertades, con los derechos y con las ideas. Son términos de imposición, de prudencia extrema, de terror. Vamos a tener todos claro que fue aquel tipo, porque no merece honores y por qué debemos mirar hacia adelante. Claro que debemos hacerlo. Pero para que la fuga no alcance a inundar, primero hay que arreglar las cañerías.
Una camiseta limpia
Hace 1 día
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