lunes, 10 de mayo de 2010

Estacazos

Trabajas como un campeón, por no decir otra rima, para ganar tres duros desagradecidos, vives para ahorrar y mueres porque no eres capaz de guardar un solo euro, recibes tres llamadas telefónicas que te dicen que en un mes tendrás que acudir a tres bodas. Estacazo.

Te animas con las buenas nuevas, ideas un futuro con un nuevo miembro en la familia, te dejas regar por la ilusión, te acuerdas de tu niñez y no dejas de sonreir pensando en las cosas buenas que te pasarán junto a tu hijo, tu mujer se ve obligada a darse de baja y la seguridad social le paga poco más de la mitad de su sueldo. Estacazo.

Llegas un día cualquiera a comer a casa, te invade el hambre y la alegría por comer junto a tu esposa, abres el buzón y una carta remitida por hacienda te hace percibir que allí está el borrador de la declaración. Sabes que eres un currito, que no ganas mucho y que te retienen más de los que ellos te pueden quitar, no esperas pagar gran cosas, desdoblas el documento y mil quinientos euros. Estacazo.

Regresas al trabajo después de saborear un delicioso manjar cocinado por tu mujer, con la radio puesta y la cabeza en el partido del miércoles siguiente y cuando cambias de marcha el pedal del embrague hace "clonc" y se queda en el fondo. A duras penas, logras callejear y dejar el coche en lugar donde no moleste antes de calarse y poder llamar al seguro para que llame a la grúa para que lo lleve al taller. Estacazo.

Y no ha acabado el mes. Solamente deseo que llegue el mes que viene y nazca Pablo, ojalá venga con un pan bajo el brazo. Y si no viene el pan, da igual, después de tantos estacazos nos quedará al menos para un par de mendrugos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La superficie social

La superficie social es el lugar donde se actua sin pensar, donde se piensa sin sentir, donde se siente sin dolor, donde se daña sin razón y donde se razona sin cordura. La superficie social es la coraza que se protege contra la verdad, que gusta disfrazar de mentira sus palabras, que gasta hechos sin resultado y que no sabe a ciencia cierta donde está el problema. En la superficie social viven los que ríen porque no tienen preocupaciones, los que no sabes lo que es la agonía del fin de mes, los que ejercitan el tiempo libre para caprichos cada vez más caros, los que aún creen en los Reyes Magos porque tienen todo lo que quieren.

Ahí, en plena superficie, viven políticos, nobles, banqueros y ricos despiadados. El resto, que rascamos la hipodermis para sacar la cabeza por el agujero de su superficie y descubrir como es su mundo, nos vemos, día a día, abocados al poder de sus pisotones. Volvemos abajo, a la oscuridad del agujero y a la lágrima justificada. Ellos no saben quienes somos y ni siquiera les importa.