miércoles, 24 de febrero de 2021

Pagar el pato

Uno de los pasajes del Génesis bíblico reza lo siguiente: “Te pondré al frente de naciones y reyes saldrán de ti. Haréun pacto contigo y con tus descendientes para ser siempre yo su Dios. A Sara tu mujer la bendeciré y te dará un hijo el cual bendeciré….”. Gracias al mismo, los judíos presumían en público de tener un pacto con Dios por el cual estaban destinados a gobernar el mundo. En una época, la alta Edad Media en la que los judíos, por poder económico y social, eran vistos con recelo, la turba católica se echó encima de sus bienes para justificar su herejía. No valía con creer en Dios. Había que creer en Dios de la manera que ordenase la iglesia católica.

No existieron muchos conatos de piedad. A medida que los católicos se fueron haciendo poderosos, los judíos eran apartados de sus comunidades hasta el punto de ser expulsados del país. Se les culpaba de todo y, como coartada para ello, les indicaban que estaban pagando por el pacto contraído por Dios. Para la iglesia católica no podía existir tal pacto. La frase "pagarás el pacto" se fue popularizando con el tiempo y acomodando al lenguaje coloquial. El pacto se convirtió en pato, así hasta que siempre que alguien cargaba con las culpas de un delito o incidente que no había cometido, se decía que estaba pagando el pato.

Pagar el pato pues, significa cargar con la culpa ajena. Pagar por algo que no has cometido.

jueves, 18 de febrero de 2021

Las vestiduras

Las vestiduras, esa catadura moral, vestida de caradura inmoral, que aplica el político a sus verbalizaciones según sea el sentido por el que sople el viento, se mantienen intactas cuando podemos estirar la palma, mostrar el cazo y seguir viviendo como reyes sin sentir ese indeseable sentimiento de culpabilidad llamado vergüenza. Porque las vestiduras no se rasgan si nos siguen conviniendo las normas de la partida o si nos siguen dejando hacer trampas, porque aquí hemos venido a ganar, nada de emborracharnos, bobitos, el resultado claro que nos da igual.

Ahora, cuando nos tocan la inmoralidad, nos asaltan con palabras gruesas y nos hacen ver que nuestro juego es ilegal, entonces retorcemos el hocico, apretamos los puños y nos rasgamos todas las vestiduras para hacer ver que es nuestro honor el que está en juego cuando realmente nos estamos jugando la vergüenza.

Mira que Pablo Iglesias ha dicho boutades, mira que hay momentos y razones para afearle algunas cuestiones, pero que se vuelvan locos, no sólo desde la oposición, si no también desde el mismo gobierno porque haya dicho una verdad tan grande como que España no es una democracia plena, habla peor de los escandalizados que del ínclito, porque ellos saben que hay algo que duele mucho más que los golpes y no es otra cosa que la verdad.


jueves, 11 de febrero de 2021

Nos va a tocar a todos

Hemos apartado la mirada y tapado los oídos, hemos llegado a pensar que todo es mentira porque, en fin, a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga y si a mí no me toca puedo seguir apostando contra la muerte porque soy inmortal cuando lo que realmente somos es gilipollas. Ni las cifras nos conmueven ni las imágenes nos inquietan, porque hemos llegado a normalizar tanto la tragedia que nos hemos llegado a considerar meros espectadores de la inmoralidad.

Pero, claro, todos somos capaces de aminorar nuestras dosis de empatía porque el bicho, ese que está atacando al mundo, no nos ha rozado de cerca, pero cuando lo hace, ojo, cuando lo hace se nos viene el mundo abajo, expiramos el alma, humedecemos los ojos y nos arrodillamos para implorar un perdón por un pecado que ni siquiera hemos cometido. Y es que esta locura del virus, directa o indirectamente, nos va a terminar tocando a todos.

martes, 2 de febrero de 2021

El gordo Barkley

Los que nos habíamos aficionado al baloncesto gracias a la medalla de plata conquista por España en Los Ángeles, la aparición de un programa a altas horas de la noche de los viernes nos pareció una nueva conquista hacia nuestros sueños. De repente, los que vivíamos en la ignorancia de lo cercano, descubrimos que existía otro baloncesto más allá del Atlántico y que aquello era todo un espectáculo.

Ramón Trecet nos introdujo en aquel mundo gracias a su programa "Cerca de las estrellas". Él no enseñó el Alley Hoop, el Ding Dong, el catapún. Y él nos guió hacia los jugadores con sus motes más originales. Uno de ellos fue el de El Gordo Barkley. Los que nos habíamos acostumbrados a héroes de fibra y hierro quedamos sorprendidos al comprobar que había un tipo al que llamaban gordo y encima jugaba bien. Más que bien, jugaba fenomenal. Barkley era una fuerza de la naturaleza que luchaba contra los elementos y los estereotipos. No era fácil destacar en la Edad de Oro del baloncesto mundial, y él lo hizo.