lunes, 27 de junio de 2011

Cola de caballo

A veces, a los que gustan de presumir de estado físico, les gusta exprimir las condiciones de las personas ajenas. A veces, los que callamos por respeto y asumimos por valentía, terminamos conociendo los límites de nuestro organismo. A veces, recorrer veintidós kilómetros, diez de ellos cuesta arriba, con un niño de doce kilos a las costillas, resulta una prueba de memoria extrema. A veces, sentirse orgulloso de uno mismo, vale más que todos los silencios acumulados. Cuando digo que puedo es que puedo.

lunes, 13 de junio de 2011

Cero a la izquierda

Voy a tocar un poco las narices hoy ya que sé que este blog solamente lo leen dos personas. Me gusta mucho que la gente disfrute, me gustan las sorpresas, me gusta la felicidad ajena, me gustan las grandes ideas, me gusta la ilusión, me gusta que mi mujer demuestre lo gran persona que es y cierre la boca a los que desconfían, me gusta que la gente cumpla años felizmente, me gusta que las cosas salgan bien y me gusta que los madrugones valgan la pena. No me gusta nada ser un cero a la izquierda.

miércoles, 8 de junio de 2011

Me he vuelto a descuidar

Me había costado demasiado perder nueve kilos como para no castigarme moralmente por la pérdida de conciencia. El sufrimiento no debe dejarse en el cajón del olvido pues, de lo contrario, terminaremos por retomar el camino equivocado. En un descuido imperdonable y mezclando vacaciones con el "no pasa nada", he cogido cuatro kilos en lo que ha tardado en cantar un gallo. Para los que necesitamos llorar como condición para alcanzar la meta, no debemos olvidar que todo fin requiere un sacrificio. Si lo vuelvo a olvidar volveré a mirarme al espejo con el desprecio de quien sabe que a más kilos, menos salud. Toca volver a empezar.

martes, 7 de junio de 2011

Los eruditos nos toman el pelo

A los profesionales, y valga la redundancia, se les suele suponer la profesionalidad. Más allá de esta incongruencia, la profesionalidad lleva implícita la responsabilidad, el rigor y la verdad por encima de todo. No deberían importar el color de la chaqueta ni las ideas que amueblan la cabeza. Puede venir un erudito en historia a contarme la vida y detalles de Isabel la Católica que le voy a creer porque yo no sé nada más allá de las cuatro anécdotas que haya podido aprender gracias a media docena de libros y un par de películas. Pueden venir dos catedráticos a contarme la infancia, pubertad, juventud, envejecimiento y muerte de Franco; les creeré los pelos y las señales, ellos son los expertos. Pero, por favor, que no vengan a decirnos que no fue un dictador porque entonces les diré que no me tomen por tonto. Los eruditos de la academia de la historia nos quieren tomar el pelo con su cacareado diccionario biográfico. Sin profesionalidad, sin responsabilidad, sin rigor y sin verdad, cualquier obra se convierte en un chapuza.

jueves, 2 de junio de 2011

Cuando escupes hacia arriba

Unos tiraron la piedra y otros sufrieron el descalabro. Se presentó el mal, las manos se levantaron hacia la cabeza, se buscaron soluciones y la medicina no podía encontrar la cura a tan terrible mal. Después de tirar la piedra escondieron la mano y los que sangraban exigían responsabilidades. Era fácil mirar hacia España porque siempre es fácil acusar al débil. Nuestros pepinos son de primera calidad y sus hortalizas están matando a la gente. Se exigen rectificaciones pero el mal ya está hecho. Cuando escupes hacia arriba, suele ocurrir que el salivazo termina cayendo sobre tu cabeza.