martes, 21 de septiembre de 2021

Las medias tintas

Con los racistas, los homófobos, los predicadores del odio, los violentos, no debería haber medias tintas porque si ven que dudas, si ven que le examinas en la escala de grises y si ven que no condenas del todo sus tropelías, se van a venir arriba y van a seguir campando por las calles al igual que lo hicieron el pasado sábado en una afrenta humillante a un gobierno que, en casos como este, actúa siempre con el paso cambiado.

Porque no puedes interactuar para limitar una marcha el día de la mujer, poner condiciones a las marchas en el día del trabajo y permitir que un puñado de nazis vayan provocando por el centro de Madrid como si la ciudad fuese suya y sus proclamas fuesen versículos de la Biblia. No puedes andar jugando al gato y al ratón escondiendo la zarpa y después pretendiéndola enseñar cuando la ofensa ya está dictada y la mancha ha ensuciado a toda una ciudad.

Y, sobre todo, no puedes dictaminar que la fiscalía entra porque la marcha pudo suponer un posible delito de odio. No hay posibles en este caso. Es un delito de odio como una catedral, es un delito de odio penado en otros países y que aquí se permite porque los que ganaron una guerra hace ochenta años siguen ganando cada batalla día a día sin que los demás podamos decir nada. Aquí no hay medias tintas, señores, o se les prohíbe o se les encarcela, pero nada de mirar a la galería y pasear un capote que no vas a utilizar.

martes, 14 de septiembre de 2021

Lluvia cae

Se apaga el sol, el verano, los planes, la ilusión. Lluvia cae, nubes se levantan y los pájaros cantan. Se va otro estío, se marchan días sin cumplir y otras promesas que, por haberse cumplido, han sabido a poco. Siempre queremos más, siempre buscamos más. Siempre pensamos de más. Y ahora sabemos que cuando el frío nos congele la espalda y los pasos pesen toneladas, volveremos a hacer promesas que no cumpliremos pero viviremos en la ilusión de lo probable porque cuando vemos el sol, cuando el sol nos calienta, nos sentimos dueños de nuestro destino.

Y mientras miro llover por la ventana y los albaranes se acumulan en la mesa, pienso que el verano ha vuelto a volar y que los sueños han vuelto a quedar en el filo. Lluvia cae y el corazón late. Le damos la bienvenida al otoño y entre esa melancolía que nos vende habremos de comprarle algún nuevo boleto, porque con el sol no se acaba la vida y con el verano no se acaban los planes. Son menos vistosos, pero siguen siendo planes al fin y al cabo.

jueves, 9 de septiembre de 2021

Los elefantes de la fortuna

Toda casa de los ochenta estaba llena de horteradas. Entre las mismas destacaban los regalitos de boda o comunión; pequeñas figuras, bandejitas y platitos inundaban nuestros muebles afeando el paisaje. Toda madre ha suspirado por una figurita de Lladró y cuando la han conseguido la han cuidado más que a un hijo. Hasta le quitaban el polvo de una manera diferente. Pero el rey de las horteradas era el elefante de la fortuna. En mi casa había tres y estaban colocados en la balda más alta del mueble haciendo escala de mayor a menor. Importante que tuviesen la trompa hacia arriba, pues aquello indicaba que iban a traer toda la suerte del mundo. Afortunadamente, tanto mis hermanos como yo hemos tenido una infancia feliz, por lo que puedo decir que sí, que los elefantes nos aportaron fortuna.