martes, 28 de diciembre de 2021

Donde pone el ojo

Durante la convención del Partido Popular en la que quiso poner en solfa su estima y terminó a la sombra de una crecida Isabel Díaz Ayuso, Pablo Casado anotó su hattrick particular al elogiar, durante tres días consecutivos, a Sebastian Kurtz, Nicolas Sarkozy y Mario Vargas Llosa, quien se atrevió a asesorarnos en el voto, para que, durante los tres días posteriores uno fuese imputado por corrupción, otro condenado por malversación y el tercero apareciese como defraudador impío en los papeles de Pandora, algo que también le ocurrió a Guillermo Lasso días después de ser apoyado públicamente por nuestro líder de la oposición.

En su manera de hacernos creer en los ejemplos útiles, se preparó una ponencia mitinesca sobre las energías renovables y se sorprendió ¡oh! sorpresa, de que el gobierno defendiese la energía solar cuando todos debíamos saber que por la noche no hay sol y sigue habiendo necesidades energéticas.

Días después, de paseo por Granada, quiso ser grandilocuente y pasó a la Catedral para escuchar misa y así poder presumir de la grandiosidad del estado español con la mala suerte que se dio de cruces con una misa en honor a Franco y con una foto indeseada que le mostraba como un doliente más en memoria de quien dictó los designios de este enfermo país durante más de cuarenta años. Fue tan torpe y simple que ni supo evitarlo ni supo disculparlo, no fuese que sus socios preferidos le llamasen derechita cobarde.

En la lucha interna vivida en el seno del gobierno, apostó en principio contra quien creía más débil. Cuando comprobó que, pese a sus augurios, Yolanda Díaz avanzaba y ultimaba sus negociaciones en pos de eliminar los elementos más lesivos de la Reforma Laboral, comenzó a lanzar sus dardos contra Nadia Calviño, calificándola de bluff y de fracaso en términos europeístas, para que solamente tres días después del FMI la nombrase presidenta de su Comité Financiero.

Y es que mi tocayo tiene un tino que ya quisieran muchos tiradores profesionales; mira, se posiciona, apunta y donde pone el ojo, nunca pone la bala.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Responsabilidad individual

Existe un punto de temeridad en el discurso, o en el silencio, de nuestros representantes. Por un lado, no dejan de promulgar la necesidad de ser libres y disfrutar las fiestas mientras que por otro, con el mazo escondido, nos hablan de precauciones y necesidades. Ante el desarrollo de la sexta ola, no toman medidas y nosotros, que si no nos ponen el cartel de prohibido, nos creemos que todo el monte es orégano, nos lanzamos a las calles para disfrutar sin pararnos a pensar que las consecuencias, de una u otra manera, pueden ser un tanto peligrosas.

Lo cierto es que, mientras que la presión hospitalaria no vaya en aumento, no van a tomar medidas, porque antes que a la crisis sanitaria le tienen mucho más miedo a la crisis económica y los mensajes de miedo no ayudan en este sentido. Y mientras no se tomen medidas vamos a seguir haciendo nuestras vidas por más que el virus circule, mute y nos siga contagiando. Por ello, ante la inacción gubernamental, sólo cabe una medida de reacción; la responsabilidad individual.

Y digo esto, claro está, con mis huevos gordos después de haber estado ayer de comida con los compañeros y después de estar planificando un fin de semana con actividades fuera de casa. Y es que mi responsabilidad, como todas, pasa por un dato que todo el mundo está obviando a la hora de hacer una análisis comparativo de estas pre navidades respecto a las del año pasado, y es que mientras que en diciembre de 2020 había la escalofriante cifra de cero personas vacunadas, este diciembre hay treinta y ocho millones. Una cifra que sí deberíamos tener en cuenta porque la gran mayoría de contagiados no está sufriendo las penurias y desgracias que sufrieron los contagiados de la primera ola.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Brillar por su ausencia

Era costumbre que, en la antigua Roma, los funerales se celebrasen con una serie de retratos realizados en cera, junto al féretro del fallecido, en representación de los antepasados del mismo. De este modo, cada fallecido llevaba en su pompa fúnebre un retrato de su padre, madre, esposa o hermanos en caso de haber fallecido uno de estos.

Ocurrió que, durante el funeral de la dama Junia, esposa de Tasio y hermana de Bruto, ninguno de los dos, en forma de imagen de cera, estuvo presente en los responsos en calidad de antepasado ilustre de la fallecida. Se dio el caso de que, al haber sido ambos, conspiradores principales del asesinato de Julio César, el senado les terminó nombrando traidores y les dio muerte sin honor. Por ello, la presencia de ambos no tenía sentido en un funeral de estado al ser considerados como traidores al imperio.

Como consecuencia de lo acaecido en el funeral de Junia, el poeta Tácito, en sus anales, escribió el siguiente verso: "Delante de la urna fúnebre llevaba a sus antepasados, entre todos los héroes que, presentes a nuestros ojos, provocaban el dolor y el reconocimiento, Bruto y Tasio brillaban por su ausencia".

De esta forma, Tácito resaltó la importancia de la ausencia de los dos familiares de Junia por delante de la presencia de todos los demás. Su ausencia brilló por encima de las presencias, una ausencia que recorrió Roma de boca en boca y el mundo pudo terminar rememorando gracias a los poemas de los cronistas.

Así, cada vez que alguien no está en el lugar en el que se le espera o donde sí debería estar por obligación moral o por ser personaje ilustre en la escena, su ausencia, al ser mucho más destacable que la presencia del resto de asistentes, resulta brillante. Es decir, brilla por su ausencia.