miércoles, 24 de noviembre de 2010

Se veía venir

De aquellos polvos vienen estos lodos. Parece increíble comprobar que, en pleno albor del siglo XXI, aún existen tipos como Kim Jong-il dispuestos a desequilibrar la paz por una parcela de poder. Tipos ambiciosos de creencias férreas, dañinas y orgullo desequilibrado. Durante años le han dejado jugar a los soldaditos de plomo y ahora se cree capaz de salir a pasear al mundo con una bomba atómica atada a su correa. El tipo presume de mascota y el resto de humanos, incrédulos ante la pasividad y el sucio interés que deriva del negocio armamentístico, temblamos de miedo cuando comprobamos lo que este tipo dice que sería capaz de hacer.

No hay guerra pero ya hay atisbo. La ONU le ha dejado crecer, el tipo se cree una especie de Dios del nuevo mundo y ahora sus vecinos del sur velan armas ante lo que promete llegar a hacer. No disculpo a nadie, ni a este loco, ni a los surcoreanos ni, mucho menos, a los norteamericanos, aunténticos gurús de cada conflicto que asola la tierra.

Si a cada loco que surja siguen si querer pararle los pies a tiempo, al final llegará, como siempre, el momento de las lamentaciones. Así de tristemente funciona esto.

jueves, 18 de noviembre de 2010

El horizonte

La ventana al mundo que nos ha abierto el boom de las nuevas tecnologías nos ha facilitado el fin de muchas frustraciones. Durante muchos años me anduve preguntando qué fue de todos aquellos compañeros que disfrutaron conmigo aquellas mañanas de recreo, bocadillo y clases de matemáticas. Por la indisoluble orden de los designios, cada uno de nosotros hubo de emprender una vida cada cual más lejos que la de su compañero.

Ha sido gracias a Facebook que, tras un concienzudo proceso de búsqueda, muchos de los antiguos compañeros del colegio nos hemos podido encontrar unos a otros. Ahora somos más viejos, más gordos y más calvos. La mayoría somos padres. Y ellas, seguro, seguirán estupendas. Estoy deseando comprobarlo. En principio ya hay fecha para la cita y yo no veo el momento de traspasar el horizonte.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Noches de padre

Se acaban los días de madre y comienzan las noches de padre. Noches de silencio deseado, sonrisa buscada y sueño incierto. Sagrario vuelve al trabajo y Pablo se queda a mi cargo durante las horas más silenciosas del día. Tocará acurrucar, arropar, querer dormir y despertar. Tocará madrugar más y volver al trabajo pensando en la noche siguiente. Noches de padre, días de adulto. Parece que sí, que he crecido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

No se puede estar más harto

Me dijo ayer mi hermano que hay gente que trabaja poco y desarrolla mucho y los hay, por el contrario, que trabajan mucho tiempo y no desarrollan apenas nada. A mí me ha tocado uno de estos últimos, y si le añadimos que, además, es capaz de entretenerse con el vuelo de una mosca, sale una fórmula de cabreo que mejor no pienso empezar a calcular. Sigo estando muy quemao.

Y es que, por mucho que me digan (que no me lo dicen), que pueda llegar a ser normal, yo no veo ni un ápice de normalidad eso de salir de trabajar a las dos de la mañana ¡Qué locura, por Dios! ¡Y qué hartura! Y lo peor es lo que queda por delante, porque aún hay candela en el brasero.