jueves, 29 de diciembre de 2022

Navidades completas

Por fin.

Después de años y años, quitando embarazos y bajas por maternidad, podemos pasar las navidades completas en familia. El turno de noche en el sector sanitario es lo que tiene, hay cuadrantes y tienen que respetarse y este año el cuadrante nos ha favorecido gracias al egoísmo de unas compañeras en una historia que voy a pasar a relatar.

Empecemos estructuralmente: en la residencia donde trabaja Sagrario hay dos grupos de tres personas para el turno de noche en un cuadrante rotativo de tres, tres; es decir tres días de trabajo y tres días libres. Toque como toque. Igual te puede tocar un domingo, que un jueves santo o una Nochebuena. Hace años, cuando ella entró a trabajar directamente al turno de noche, en el que ya había trabajado otros doce años en otra residencia, el cuadrante les favorecía visiblemente puesto que a su grupo les tocaba librar las dos noches importantes de Navidad: Nochebuena y Nochevieja. En visos de que un grupo iba a librar las dos y el otro las iba a trabajar, se llegó a un razonable consenso por el cual, a partir de entonces, cada año, cayesen como cayesen los cuadrantes, uno de los grupos haría una noche y el otro haría la otra. Y así estuvieron durante un lustro; Sagrario trabajaba bien Nochebuena, bien Nochevieja y nosotros nos comíamos las uvas sin ella o ella se ponía un gorro de Papá Noel sin poder celebrarlo con nosotros. Era asumible, todos perdíamos una noche pero también ganábamos otra. Hasta que llegó 2020.

Aquel año se cebó con ellas de la peor de las maneras. El Covid les puso de cara a la realidad y se dieron cuenta de que aquellos ancianos a los que cuidaban eran más un número que un cliente al que mimar hasta el fin de sus días. La mayoría de ellos fueron muriendo como perros, sin ser atendidos en hospitales y acumulándose sus cuerpos en el túmulo como si fuesen carne de segunda categoría. Un caos de lágrimas, esfuerzos y muchos días en vela tras noches interminables. Al final de año, con todos confinados y sin la posibilidad de pasar las Navidades con más familia que el núcleo del hogar, el cuadrante favoreció al otro grupo, es decir, eran ellas las que libraban las dos noches importantes y, oh, sorpresa, se descolgaron diciendo que su ritmo biológico les impedía hacer una noche más y que por ello rompían el acuerdo y eran ellas las que libraban las dos noches, dejando a Sagrario y sus compañeras en la obligación, por cuadrante, de trabajar tanto Nochebuena como Nochevieja. Bonito premio para el años más duro de sus carreras.

Así que allí me vi cenando las dos noches con los niños, echándola de menos y maldiciendo el egoísmo de quien recibió altruísmo y respondía con malicia. Pero claro, donde las dan las toman y San Martín siempre llega. Y tocó que este año Sagra libra las dos noches y ellas, claro, quisieron volver al acuerdo anterior y les dijeron tururú y aunque sepamos que llegarán años en los que volvamos estar solos, sabemos que este año podemos disfrutar, por fin, unas Navidades completas con ella y todos gritamos albricias y las disfrutamos a tope, porque tanto ella como nosotros nos lo merecemos.

Por fin.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Dentro del laberinto

Muchos de quienes se enamoraron de Jennifer Connelly después de haberla visto en "Réquiem por un sueño" o en "Una mente maravillosa", desconocían que muchos de nosotros ya nos habíamos enamorado de ella cuando era una jovencita sin apenas voluptuosidad.

Aquella jovencita de cara angelical nos ganó el corazón en aquella aventura casi imposible dentro del laberinto ideado por Jim Henson. Sarah, una niña tímida y audaz, debía adentrarse en un laberinto lleno de duendes para rescatar a su hermano. Con los años, además de una frikada, se ha convertido en una película de culto. Nosotros, aunque hace tiempo que no hemos vuelto a verla, recordamos aquellos fotogramas con mucha nostalgia. Y recordamos, como no, al incombustible David Bowie gobernando en el laberinto con su mirada estridente y su maliciosa sonrisa.

lunes, 28 de noviembre de 2022

Bomba de humo informativa

Lo que está ocurriendo con la sanidad madrileña no es sino la consecuencia del neoliberalismo salvaje que viene a ser privatizar todo lo posible y entregar la gestión de los hospitales a un tercero para que especule y saque la mayor ganancia posible en detrimento de la salud de los ciudadanos. Para ello, claro, hay que despedir médicos y que estos, si se contratan, se hagan a través de estos nuevos hospitales y centros de gestión privada en los que tanto el suelo como como las condiciones son tan malas en comparación con los hospitales realmente públicos, que deciden exiliarse y buscarse la vida en otros países donde la valoración a su trabajo está acorde a la tarea representada.

Y claro, en cuanto faltan médicos la excusa está más que servida; es que no hay médicos y no se los puedo quitar a otras comunidades. Pero en ningún momento se para a reflexionar por qué no hay médicos y sobre todo por qué, si los hubiera, no los iba a contratar, porque hacerlo iría en contra de su política de externalizacion, liberalización y privatización, una política que lleva al que cada palo aguante su vela n elun paí en el que los empresarios ni quieren pagar impuestos ni quieren pagar altos salarios. Así que dime tú cómo nos las componemos.

Esta crisis sanitaria, que sigue con la huelga de médicos de cabecera, es una china en el zapato que se podría llevar por delante a la presidenta más mediática del mundo mundial, pero hete aquí que, por alguna circunstancia, se han encontrado con la bomba de humo perfecta para llenar noticieros y dejar que la crisis se apague solita mientras los pacientes mueren y los televidentes son engañados con los votantes tontos que son.

Porque resulta que a un grupito de jueces les ha dado la gana interpretar la norma como les sale el ciruelo porque para ello son hombres y controlan el patriarcado a su gusto y manera y con ello han querido dejar ver que la ministra que más ha luchado por las libertades femeninas en este país, quiere que los violadores estén en la calle. Todo un despropósito que ha llevado a una campaña de bullying político e informativo hacia una persona que ha sido juzgada más por su pasado y por con quién se acuesta que por su verdadera intención a la hora de legislar.

Y, claro, aprovechando la coyuntura, todos los programas anarrosos y espejeros y todos los telediarios sectarios, se han lanzado en llenar de humo la información con esta bomba que bien les sirve para tapar las verdaderas miseria de la política de Miss Libertad; porque para qué hablar de los derechos de las mujeres y, sobre todo, para qué hablar de la gente que está muriendo por una sanidad precaria si se puede vender una telenovela por fascículos de enfrentamientos entre la izquierda y te presunta inoperancia de los ministros del gobierno.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Carrera contra el Cáncer

No daba dos duros por mí. De vez en cuando sigo saliendo a correr, es cierto que no lo he dejado del todo, pero hace mucho que no corro cinco kilómetros, habiéndome acomodado a una distancia corta de unos dos kilómetros que suelo culminar con paseo rápido y que no suelo hacer en menos de quince minutos. Lo que se llama un trote cochinero, no nos vamos a engañar. Por eso, cuando me llamó mi hermano y me dijo que nos apuntásemos con ellos a la carrera contra el Cáncer que se iba a correr en mi barrio, de primeras le miré temeroso pero de segundas dije, más cerca no lo vamos a tener y, además, vamos a pasar una buena mañana. Eso, añadido a que me dijo que mucha gente lo haría andando, me hizo envalentonarme y procedí a apuntarme junto a los niños.

Cuando se lo conté a ellos, respondieron con mezcla de ilusión e incertidumbre. Ilusión porque los niños se apuntan a un bombardeo e incertidumbre porque nunca habían corrido una distancia similar, así que llegamos a un acuerdo: empezamos corriendo y, cuando veamos que nos cansamos, nos ponemos a andar. Y así procedimos. La cosa es que yo veía que no se cansaban y seguían y seguían. Ángel tiró hacia adelante y Pablo, más considerado, se quedó conmigo hasta que pudimos alcanzar la meta dados de la mano y sin pararnos ni un sólo momento a caminar. Reto conseguido.

En total hicimos treinta y siete minutos, que viene a ser un trote cochinero mandarín, pero lo importante es que lo hicimos, como diría Dora la Exploradora y que Ángel, que hizo treinta y cuatro, nos esperó impaciente en la meta junto a la alcaldesa. Todo el orgullo se fue por la alcantarilla cuando, tras saludarla, me dijo aquello de: ¿Treinta y siente minutos? No está mal para un dominguero.

Pues sí, un dominguero, pero feliz.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Amadeo Carrizo

 

Los pioneros son los dueños del tiempo, los amos de la leyenda, los defensores del espacio. Porque en los pioneros sobrevive la esencia del asombro, la virtud de la novedad y, sobre todo, la capacidad para desarrollar un arte de cara a la eternidad. Amadeo Carrizo, portero de profesión y artista de ratos libres, fue pionero en su puesto porque no quiso sobrevivir bajo el larguero y anunció medidas contra la tradicionalidad. Salió del área, fue hombre libre, jugó con los pies y, mientras tanto, siguió obrando milagros, porque el oficio de portero también trata un poco sobre eso.

viernes, 21 de octubre de 2022

El Tribunal Supremo

La principal función del Tribunal Supremo es la de salvaguardar el cumplimiento de las leyes, ni más ni menos. En ningún momento debería tener potestad para anular una ley y mucho menos para moldearla, porque su función, como vigilante final, es la de salvaguardar el cumplimiento de la normativa, recayendo la exclusividad de la aprobación de la misma en las Cortes. Es decir, el gobierno legisla y el Tribunal Supremo, en última instancia, es quien decide, mediante sentencia, si una ley se ha aplicado bien o mal, nunca obrar en suposición sino en determinación. Por ello, no entiendo que diga ahora que los despidos no debieron de ser nulos durante la pandemia, porque aprobada la norma en el Congreso, no debería actuar en conminación sino en ejecución y no decir que algo está mal aprobado sino dictar sentencia en firme contra aquello que no cumple lo aprobado.

Espero que la gente entienda de una vez por qué al Partido Popular le ha sudado los cojones la votación para la renovación de los órganos judiciales.

jueves, 13 de octubre de 2022

La conga

Como convertirse en el rey de una boda sin pretenderlo: Beber mucho vino, enarbolarse con la compañía de primos y hermanos, oir sonar la barbacoa mientras las amigas de la novia le dan un regalo, decirle a tu hermano "vamos a hacer una conga nosotros alrededor de la mesa", dirigir una mini conga, ver como los de la mesa de al lado se apuntan, ver venir a la wedding planer para decirte: "Peronda, esto no estaba preparado", mirarla con cara de "y qué mas da" y seguir dirigiendo la conga mientras vas viendo como todos los invitados, uno a uno, se van uniendo y tienes que ir serpenteando por el salón hasta que Georgie Dann deja de cantar, comprobar como todos aplauden entusiasmados y la wedding planer se vuelve a acercar a ti para decirte: "Ha quedado maravilloso". Y a raíz de ahí, todos los invitados acercándose a ti para brindar y esperar una nueva conga.

Lástima no tener (por ahora) una imagen del momento.

viernes, 7 de octubre de 2022

A buenas horas mangas verdes

Durante el reinado de los Reyes Católicos, concretamente en las Cortes de Madrigal celebradas en 1476, se aprobó la creación de un cuerpo de seguridad que velase por los aldeanos que vivían, generalmente, como familias aisladas, en pueblos y caminos. Este cuerpo, formado por la unificación de varias cofradías, se bautizó como la Santa Hermandad y, extrapolado al día de hoy, podemos decir que fue el primer cuerpo policial organizado de la historia de España.

La vestimenta de los miembros de la Santa Hermandad consistía en un coleto largo de cuero claro y, debajo, una camisa de color verde cuyas mangas asomaban de manera visible. Fue por ello que, popularmente, fueron conocidos como "los mangas verdes". En un principio fueron muy eficaces pero, con el tiempo el cuerpo fue degenerando hasta convertirse en un conglomerado de tipos vagos e ineficaces que llegaban a los lugares cuando ya se había perpetrado el delito. Fue por ello que se hizo popular el dicho de "a buenas horas mangas verdes". Bien por miedo a enfrentarse al delincuente o bien por vagancia, resultó que casi nunca llegaban a tiempo.

Por ello, la frase "a buenas horas mangas verdes", se ido usando a lo largo del tiempo para expresarle a alguien la molestia por no haber llegado a tiempo de resolver un problema. Cuando necesitamos la ayuda de alguien y ese alguien llega cuando esa ayuda ya no es necesaria, le decimos: "a buenas horas, mangas verdes".

miércoles, 21 de septiembre de 2022

La carcoma

En su acepción número cuatro, la Real Academia Española define la carcoma como "Persona o cosa que poco a poco va gastando y consumiendo la hacienda".

Dice la presidenta de la Comunidad e Madrid que el presidente del gobierno está utilizando la técnica de la carcoma.

Y yo diría que la acepción número cuatro de la Real Academia Española la está definiendo a ella.


miércoles, 14 de septiembre de 2022

Pelotas del absurdo

Tengo la buena suerte de trabajar con un tipo íntegro y la mala suerte de formar parte de una plantilla donde existen varios pelotas del absurdo. Son estos los tipos que nunca miran hacia atrás y aún así hacen todo lo posible por salvar su culo por más que, en el análisis, puedan llegar a hasta salir ganando si son capaces de actuar con valentía.

Cuando el tipo íntegro trata de salvar la imagen de la empresa y los pelotas del absurdo sólo tratan de salvar su imagen, la encerrona se convierte en decepción y la decepción en estocada. Al final, el tipo íntegro terminará fuera de la empresa, yo más triste que un perro abandonado y los pelotas del absurdo con su medallita inmerecida.

Así funciona el mercado.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Momo

Cuando nuestra profesora de quinto de EGB nos incitó a adquirir aquel primer tomo de la colección que Alfaguara lanzó a los kioskos, pocos nos imaginábamos hasta que punto aquella niña de aspecto pálido y sin temor a nada, nos iba a atrapar durante sus cientos de páginas de aventura contra los malvados hombres grises.

A nosotros, meros espectadores de la cotidianidad, el autor, un tal Michael Ende, nos sonaba por haber escrito un libro que había servido de guión a una de las películas del momento; "La historia interminable". Pocos podíamos creer que aquel alemán cuyo apellido se idenficaba con el final de la películas, había sido el autor, además, de "Momo", aquella inquietante novela que había lanzado Alfaguara en su colección de kiosko.
Momo cuenta la historia de una niña contra el final de la humanidad. En una época en la que el tiempo vale más que el dinero, los hombres grises aparecen en el mundo para crear un banco de tiempo en el que obligan a los ciudadanos a darles parte de su tiempo para que ellos lo gestionen y lo puedan disfrutar al final de sus días. Lo que los pobres infelices no saben es que los hombres de gris viven de ese tiempo que se fuman cada noche, muriendo las personas una tras otra sin haber disfrutado del descanso prometido.


Frente a ellos, Momo se niega a claudicar y es, en el momento que comienza a causarles problemas, cuando los malvados hombres grises se lanzan a su captura. Esa persecución que, por momentos, parece casi infartante, nos tuvo a todos con el corazón en vilo durante los pocos días que la historia nos duró entre las manos. Pocos imaginábamos que aquel Michael Ende nos iba a marcar para siempre con otra historia que no era tan interminable.

viernes, 2 de septiembre de 2022

Cómo caza la perrita

"No me gusta como caza la perrita" es una frase recurrente de mi padre cuando se huele una tostada, anticipa un desastre o ve venir algo que no es conveniente. Analiza la situación, escruta las miradas, agudiza el oído y guarda silencio. "Malo mula", dice entonces y el jugador de al lado canta las cuarenta, llega un gol del Madrid, dimite un ministro, el mundo entra en crisis o una tormenta se lleva por delante la cosecha de todo un año.

Durante meses nos llevan taladrando con funestas predicciones respecto al próximo invierno. Nos dijeron que disfrutásemos del verano porque, probablemente, no habría otro igual en mucho tiempo y nos instaron a guardar la ropa y dejar de nadar. Nos hablan de restricciones de energía, de huracanes, de guerra, de mercados insostenibles, y nosotros les miramos a los ojos para comprobar su falsa tristeza y rascar, tras su rictus, qué hay detrás de aquel "el que avisa no es traidor".

Está claro que siempre que el río suena es porque va cargado de agua y que nos vamos a mojar todo en cuanto los que manejan la burocracia y la tecnocracia nos empiecen a salpicar con sus cuitas y sus juegos de naipes. Entonces alguien cantará las cuarenta, se dinamitará el gobierno, España caerá antes que nadie y las tormentas nos arruinarán las cosechas. Y, para colmo, el Madrid seguirá marcando goles.

No me gusta como caza la perrita.

lunes, 29 de agosto de 2022

Por encima de las posibilidades

Vivir por encima de las posibilidades es el reproche mediático que las grandes corporaciones y los rastreros de la mediocridad suelen dar a los obreros para hacerles creer que todo lo que les terminará ocurriendo será culpa suya, que para qué hacen caso de tantos anuncios donde les dicen que consuman y de tantas noticias donde les dicen que las ocupaciones hoteleras están al máximo si lo que realmente tenía que haber hecho es quedarse en casa, sacar un abanico y dejar pasar el tiempo para que, inexorablemente, se quede con cara de tonto creyendo haber disfrutado algo mientras los que de verdad disfrutaban son los mismos que le recriminaban y se embolsaban miles de millones delante de sus narices.

Para todos estos siervos del alarmismo, yo he vivido este verano, claramente por encima de mis posibilidades. Y es que, por lo que pueda venir, que dicen que es mucho y puede llegar a ser más, nos hemos echado la manta a la cabeza y hemos disfrutado un verano como ningún otro. Recorrer Portugal en familia ha sido una experiencia difícil de catalogar y muy fácil de recordar. En el archivo de nuestra memoria y en el álbum de nuestras andanzas, quedarán aquellos recorridos, de punta a punta, conociendo un país extraordinario y una cultura tan parecida a la nuestra que nos hizo sentirnos como en casa.

Todo ello completado con nuestra escapadita a la playa, mis días en Cádiz y los días en el pueblo yendo y viniendo han hecho que lo que para muchos serían unas vacaciones normales, para nosotros haya sido vivir por encima de nuestras posibilidades y si lo que dicen es cierto y el invierno viene duro y nos castiga por el flanco, si me da por quejarme, ya vendrá más de uno para decirme aquello de "haberte quedado en tu casa con un abanico mientras miras en la tele como el resto del mundo se divertía ajeno a la realidad". Y es que el pobre, haga lo que haga, siempre saldrá perdiendo.

martes, 23 de agosto de 2022

Lev Yashine


Las leyendas, cuando se cuentan de boca en boca y no existen más imágenes la imaginación, se convierten en monstruos o superhéroes dependiendo el matiz social y el miedo o alivio en el relato. A Lev Yashine le apodaron la araña negra y hablaron de un ogro de dos metros que llegaría a España para comerse vivos a los niños. El caso es que aquel tipo no fue imbatible, España fue campeona de Europa y nos perdimos las alabanzas a un portero que reinventó el puesto y que hizo de la profesión un monumento a la dignidad. Ni ogro, ni monstruo, tan sólo un deportista siempre en medio de una guerra ideológica que traspasó los muros de la mitomanía una vez abandonó la vida. Porque las leyendas, si se cuentan de boca en boca y de generación en generación no dejan de ser más que el significado de su propia idiosincrasia: una leyenda.

martes, 16 de agosto de 2022

Apagón

Hay algo aún peor que el apagón físico que están sufriendo escaparates, edificios o lugares simbólicos, y es el apagón mental que están sufriendo los políticos, adláteres y voceros, porque no es más tonto quien menos informado está sino quien no quiere informarse y no es más necio el que niega en su ignorancia sino el que lo hace en el ejercicio de su soberbia.

Lo de la oposición, en este país, no tiene parangón. Durante meses anduvieron atacando al gobierno para que tomase medidas contra el precio de las energías, sin molestar a las grandes empresas, eso sí, y no hicieron más propuesta que la de bajar el IVA lo que significaría que las multinacionales seguirían con su ritmo de facturación al tiempo que el estado dejaba de ingresar un dinero que le venía de perlas.

Pues bien, si el presidente del Gobierno se descamisa en Bruselas con tal de conseguir el acuerdo de Isla Energética, es un entregado cuando le han estado tachando de inmovilista. Si ordena apagar los escaparates a las diez de la noche, es un fomentador de la delincuencia cuando la mayoría de empresarios se estaban quejando por no poder pagar el recibo de la luz. Si modifica un real decreto de hace quince años para subir un grado la temperatura permitida, es un obtuso que sólo trata de perjudicar al comercio, y así todos los días. Se va a fomentar la delincuencia y la gente va a dejar de ir a los bares. Esas son sus premisas. Igual que con la ley antitabaco y con las restricciones post Covid.

El caso es que nadie se ha parado a contar que Bruselas pidió un ahorro del 7% en el gasto de energía y que a otros países incluso les llegó a pedir el 15%, que para cumplir hay que tomar medidas, que la impopularidad se convierte en hilaridad según se cuente y según se reciba y que, joder, a veintisiete grados se puede vivir y si prefieres estar a treinta y ocho en la calle con tal de llevar la contraria, o eres muy necio o eres muy malo.

jueves, 4 de agosto de 2022

El Beni

El Beni es peculiar como él sólo. Bético, apasionado, hedonista y, por encima de todo, un tío de puta madre. Recurro a la coloquialidad en la descripción porque el Beni es coloquial como ninguno, lenguaraz, gracioso y, como buen gaditano, con un ingenio para el humor capaz de hacerte caer al suelo de una carcajada.

Cuando Juanra me lo presentó, allá por 2006, me puso sobreaviso antes de estrecharle la mano: "Seguramente, en tu vida, no has conocido a una persona como él". Porque Beni es amigo de todo el mundo pero sobre todo es amigo de sus amigos. En realidad no tiene tantos, a pesar de que un paseo con él por Cádiz es como una procesión de guiños y saludos, por ello, saberse en pleno derecho de su amistad, me honra por el cariño que le tengo y por la envidia que le proceso.

Porque Beni tiene todas aquellas cualidades que a mí me faltan; chispa, don de gentes y, sobre todo, una desvergüenza bien controlada que le convierte en el centro de todas las reuniones. Durante más de quince años y aun separados por la distancia, hemos sabido cultivar nuestra amistad a base de quedadas ocasionales, mucha cerveza y mensajes de teléfono. Tanto tiempo después puedo considerarle como uno de mis mejores amigos y puedo certificar aquello que decía Juanra era completamente cierto: No había conocido a nadie antes como él.

viernes, 15 de julio de 2022

Me importa un pito

En la antigua milicia, el portador del pito tenía la figura simbólica de encabezar las tropas e ir tocando una especie de silbato que ayudaba a la marcha de la formación. Generalmente se trataba de jóvenes sin rango militar que se echaban a un lado a la hora de la batalla y cuyo papel en el ejército no era más que testimonial. Tocaban el pito y poco más.

Su paga era la mínima y su poder de decisión era totalmente nulo. Por ello, cada vez que hablaban, eran escuchados con total displicencia. Fue por ello que cada vez que una frase atronaba los oídos de alguno de los soldados, estos, para recalcar la indiferencia que les producía, solían decir que aquello les importaba un pito. Es decir, no le daban más importancia que lo que pudiese decir el chico que se encargaba de tocar el pito. Lo que era nada o casi nada.

Dicha expresión la hemos adoptado en nuestros días para recalcar que algo no nos importa nada. Nos pueden decir que fulanito ha dicho algo de nosotros y nosotros contestar "me importa un pito"; es decir, me da igual lo que digan.

jueves, 7 de julio de 2022

Delrevés

El reino Delrevés está gobernado por un Rey demasiado déspota pero, sorprendemente, demasiado respaldado por su propio pueblo. Al grito de "Libertad" ha abierto todas las tabernas y cerrado todos los hospitales para que sus ciudadanos disfruten de la cerveza al tiempo que se olvidan de las enfermedades. Pura terapia de choque.

El reino Delrevés, como casi todos, para qué nos vamos a engañar, tiene sus ciudadanos de primera y sus ciudadanos de segunda. Aquí, como en casi todos los reinos, para qué nos vamos a engañar, los segundos aspiran a ser como los primeros y para ello, en lugar de tomar el camino de la reivindicación, toman el camino del agasajo. En el reino Delrevés ya no hay conciencia de clase sino envidia aspiracional. Puro aborregamiento ideológico.

El reino Delrevés, como casi todos, tiene sus establecimientos de lujo; sus restaurantes, sus tiendas, sus hospitales y sus escuelas. Allí comen, compra, se curan y se educan los hijos de los millonarios, mientras que los aspiracionales observan con la baba en la barbilla y asumen el coste de cada capricho. Porque en el reino Delrevés, los ricos no tienen por qué gastar, para eso ya están los pobres quienes, con el dinero ganado con su esfuerzo diario, costean el lujo de los ricos para que estos puedan mantener su nivel de vida mientras los de abajo, pisoteados y ultrajados, les sigan mirando con los ojos desencajados y la boca abierta.

Porque en el mundo Delrevés, cuando un rico va a comer a un restaurante de lujo, son los pobres los que hacen una colecta para pagarle le cuenta. Cuando un rico va a comprar un traje de alta costura, son los pobres los que rompen su hucha para pagar al sastre. Cuando un rico va a hacerse una cirugía a un hospital, son los pobres los que se solidarizan con él y acuden al hospital para ingresar el coste. Y cuando un rico quiere llevar a su hijo a un colegio privado, son los pobres los que, son sus contribuciones, costean la educación del niño para que este pueda prosperar, heredar la empresa de su padre y seguir pisoteando sin miramientos a aquellos que se esforzaron para pagarle los estudios.

Suena descabellado ¿Verdad? Pues ahora piensen que el último ejemplo de los cuatro ha dejado de ser un cuento y que si seguimos callando, aspirando y vendiendo nuestra conciencia de clase por una libertad impostada, quizá llegue el día en el que vivamos, de verdad, en el reino Delrevés.

jueves, 23 de junio de 2022

Teatro

Cantaba La Lupe que la vida es puro teatro, pura interpretación cognitiva sin tener en cuenta las emociones porque siempre tratamos de vivir por delante del interlocutor y, sobre todo, siempre intentamos salvar el error antes de cometerlo. Por ello, cuando delante de nosotros hay algún superior laboral o algún maestro armero de la vida, nos precipitamos a escenificar nuestra conversación por temor a una reprimenda o, como mínimo, a un mal gesto.

Siempre me ha contado mi padre que hay alguien mucho peor que el patrón que explota y es el pelota que le sostiene. Como vivimos en un mundo donde lamer las botas del patrón da la seguridad del reconocimiento y la confianza del estómago lleno, preferimos intoxicar con sonrisas en lugar de lavarnos la cara y mostrar el brillo del orgullo en nuestra frente. Es por ello que terminamos siguiendo al rebaño y señalamos siempre a esa oveja negra que se descarria y termina despeñándose. Ella se lo ha buscado.

Las reuniones de empresa han terminado siendo un arriba el telón y una escenografía tan mal compuesta que, por singularidad, terminan siendo hasta hilarantes. Sonrisas impostadas, alabanzas sin venir a cuento y, sobre todo, la sensación de que hay una familia donde sólo hay un grupo de trabajadores. Nadie nos obliga a hacer amigos en el trabajo porque las amistades surgen por espontaneidad en lugar de por imposición, lo que sí deberíamos ser es compañeros y no apuñalarnos por la espalda para luego, cuando estemos todos juntos, terminar repartiendo abrazos como Judas sin conciencia.

miércoles, 1 de junio de 2022

Monta-man

Vivíamos en una época en la que se compraban juguetes en los Quioscos. Uno se acercaba a su quiosquero particular, le pedía una bolsa de Monta-man y se preparaba para sentirse el niño más especial del barrio. Íbamos guardando los duros que nos sobraban de la paga de los domingos y, cuando juntábamos, veinte, sabíamos que íbamos a tener juguete nuevo. Y no era un juguete cualquiera.

Los Monta Man venían en un envoltorio de plástico y venía todo desmontado, en una sola pieza donde todos los componentes iban soldados a una pieza cuadrada por un trozo de plástico. Había que ir arrancando las piezas e irlas montando, poco a poco. Una vez hecho, te quedaba un muñeco con brazos y piernas móviles. Algo innovador, ya que los clicks de Playmobil, por ejemplo, no podían mover sus piernas.

Generalmente eran militaes que incluían casco y accesorios de guerra. Y las batallas que formábamos con ellos en nuestras habitaciones eran épicas. Siempre buscábamos algún malo; generalmente algún muñeco de goma o algún Geyper Man, e inventábamos una aventura en el que el Monta-man terminaba siendo el gran héroe.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Como si soplase una ligera brisa

A ves sopla un viento feroz y nos asustamos tanto que nos quedamos en casa, acurrucados, esperando el fin del mundo y mirando por la ventana en espera de ese último latigazo de realidad que nos ponga de bruces contra la pared. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando se vuelve a abrir la causa por la financiación ilegal de Podemos, que todos las meretrices del poder, desde sus púlpitos de altavoz mediático, se precipitan a darnos cobijo con portadas indecentes, titulares de asustaviejas y corolarios encendidos donde vienen a decirte "nosotros ya te lo dijimos", estos son como todos. Luego, claro está, cuando la tormenta amaina y los jueces archivan todas las causas, nadie se acuerda del viento pasado y con el molino parado, todos callan como canallas porque decir la verdad siempre está reñido con el interés propio.

Otras veces el cielo oscurece y cancelamos los planes para ponernos a cubierto y ver como las calles se mojan y nosotros soñamos con un mundo mejor. Es la planificación teórica de lo que no hemos llegado a hacer y en ese momento nos apetece, por ello, soñamos con salir de allí y recorrer el mundo mientras cantamos como Julie Andrews en Sonrisas y Lágrimas. Se trata del sueño del consuelo y para ello es necesario repetir muchas veces un mantra porque quizá así alguien consiga recoger tu guante y apuntarse contigo a ese excursión a la sierra que tanta pereza te da hacer sólo. Es lo que tratan de hacernos ver día sí día también cuando no les gusta las restricciones en una pandemia, cuando esas mismas restricciones se cancelan, cuando se aprueban unos presupuestos, cuando se reforma una ley del trabajo, cuando se ocupa la casa de una entidad bancaria, cuando se le da la vuelta a la tortilla y las cañas en mitad de un confinamiento importan más que los muertos, cuando se soba hasta mancillar la palabra libertad o cuando un presidente se parte la cara por conseguir una rebaja en la factura de la luz. Es lo que se llama guerra de desgaste; dar la vara constantemente sugiriendo miedo al futuro para que alguien se apunte contigo y cambie sus planes el día que la democracia vuelva a celebrar su fiesta electoral.

Y luego hay días, como hoy, en los que un sol pleno nos calienta la cabeza y apenas una ligera brisa sopla en nuestra cara. Tan ligera que incluso nos parece agradable. Son esos días en los que nos sentimos tan plenos que todo nos da igual, como que se estén haciendo públicos una serie de audios en los que se demuestra como el Partido Popular, cuando estuvo en el poder, utilizó las instituciones a su favor para delinquir, manejar jueces y enriquecerse sin miedo ni mediación. Pero claro, como sopla una ligera brisa y nada nos molesta, la noticia más grave del año pasa a ser el quinto o sexto titular en algunos telediarios, apenas una reseña en algún periódico y el mejor motivo para permanecer mudo para algún perezoso altavoz de las ondas e imágenes mediáticas para los que sólo supone una ganancia de pescadores el ver que el río está revuelto. Pero ¿Cómo va a revolver el río una ligera brisa? Mejor esperar a la próxima tormenta, que Irene Montero abra la boca y entonces todos, como hienas, tirarse de cabeza a la carroña porque en el fango es donde se encuentran más cómodos.

jueves, 5 de mayo de 2022

Reconocimiento

Una de las cosas más importantes de la vida es tener la conciencia tranquila y saber obrar en consecuencia. Entre todos los valores con los que me educaron, mis padres pusieron especial empeño en que fuese buena persona, porque desde ahí es más fácil alcanzar la felicidad, los acuerdos vitales y los objetivos del día a día. Obrar de buena fe, prestar siempre una mano y arrimar el hombro cuando se necesita, son valores que deberían estar incluídos, por defecto, en el libreto de vida y convivencia de cualquier ser humano.

Forjada la primera premisa, quedaba moldear una personalidad que ya por ser tímida era difícil, pero aparte de ser buena persona me inculcaron dos palabras por encima de las demás: ser responsable y trabajador. Por ellos, en todos los lugares en los que he estado me he sentido útil y, sobre todo necesario, pero siempre había una espina pendiente en el trayecto laboral en estas dos décadas como administrativo en las que he manejado todo tipo de programas y tratado con todo tipo de personas.

Y es que generalmente la empresa, como ente global en que se incluyen jefes, responsables e incluso compañeros, no tiende al agradecimiento y, mucho menos al reconocimiento. Por ellos, sentarse delante de tu jefe y que te diga que has encajado en la empresa a la perfección, que cuentan contigo para un proyecto a largo plazo y que están contentos con tu trabajo es muy satisfactorio y muy agradable de escuchar. El reconocimiento es de agradecer y es la recompensa por haber implantado durante tanto tiempo los valores que me inculcaron mis padres.

jueves, 7 de abril de 2022

Liberales

El neoliberalismo ideológico, a grosso modo, viene a defender la doctrina de que cada palo aguante su vela. Es decir, inhibe al estado, de sus obligaciones fundamentales para convertirlo en su simple órgano de gestión interna, mientras que los servicios públicos caen en manos de empresas privadas que habrían de gestionarlas, en teoría, de acuerdo a unos preceptos de dignidad, cooperación y, sobre todo, sana competencia.

Conviene recordar que no hace demasiado tiempo, muchas de las empresas que prestaban servicios de primera necesidad, eran de gestión pública. De esta manera, el precio de la electricidad, los combustibles fósiles e incluso el tabaco, eran marcados por el gobierno en connivencia con las fluctuaciones del mercado. Desde el momento en el que se soltó la cadena y los amigos del presidente de turno se hicieron con el control de las empresas, comenzó una competencia pactada que derivó en precios inflados, nuevos millonarios y, en muchos casos, una vergonzante pobreza energética por parte de gente abandonada por su gobierno y a merced del mercadeo de un grupo de ávaros sin escrúpulos.

Quisiera suponer que en el origen de esta ideología que ha conducido a occidente hacia el capitalismo salvaje, había un principio de decencia presupuesta. Es decir, quien optó porque liberalizar servicios era una buena idea, debió pensar que siempre que los empresarios fuesen decentes y pensasen en la ciudadanía antes que en su beneficio extremo, los ciudadanos no tendrían porque verse abocados a la ruina siempre que el propio mercado terminase generando riqueza y, por ende, ellos mismos se fuesen beneficiando no sólo con mejores servicios sino con mejores salarios. Una especie de quid pro quo que jamás se materializó como tal.

Porque como todo sistema, cuando se entra en el abuso, se deriva en indecencia. Durante muchos años, en Madrid, la señora Esperanza Aguirre, autodenominada como una Margaret Tatcher de alta alcurnia, se dedicó a frivolizar con los servicios públicos construyendo hospitales para enriquecer a constructores primero y a especuladores de la salud después. Se trataba de derivar la atención pública en entes privados que jamás mirarían por la salud del ciudadano en exclusiva si eso incidía en pérdidas económicas. De esta manera, en los hospitales públicos de toda la vida, se despidieron sanitarios y se dejó el grueso de la contratación a las nuevas empresas de gestión que nunca ofrecerían ni los sueldos ni las condiciones que sí lo hacían las instituciones comunitarias. Después de la sanidad fue la educación, después los servicios sociales y así, poco a poco, externalizando servicios hasta que pudieron ofrecer su particular dumping fiscal a costa de una oferta de necesidades de alto stánding sólo a alcance de bolsillos privilegiados.

Porque aquí llega la derivación final de este liberalismo salvaje con el que nos han tapado los ojos y cultivado los oídos. No se trata de gastar dinero para el servicio del ciudadano, sino para permitir que los ricos, si pueden sean aún más ricos. Levantarme con la noticia de que dos pájaros pijos han saqueado las arcas públicas a costa de una pandemia y en connivencia con el Ayuntamiento, no hace más que retrotraerme a la imagen del hermanísimo de la presidenta, del hotelero Sarasola, de los dueños de los grandes holdings de residencias de ancianos o del dueño de Telepizza. Labor social con gente rica para tratar de hacer creer a los pobres que necesitamos su dinero cuando ellos nunca harán nada gratis ni quien les da la pasta nada sin recibir algo a cambio.

¿O acaso creeis que se levanta un hospital en dos meses, pudiendo abrir decenas de plantas vacías en hospitales, por un mero interés ciudadano?

jueves, 31 de marzo de 2022

Angustia

La angustia es un peso muerto en el pecho, un aguijón constante entre los ojos, un zumbido molesto en los oídos y un presagio oscuro en la conciencia. La angustia es cómplice el miedo porque reside en el temor a perder lo logrado, a no llegar a la cima, a quedarte en mitad del camino. La angustia es un ala rota que te impide echar a volar cuando más sueños tienes, que te ahoga el cántico más sonoro cuando más ganas tienes de desahogarte.

Rusia invade Ucrania en su competición con Estados Unidos por ver quién la tiene más larga, quien puede imponer una hegemonía y quien puede vender su gas al resto del mundo, mientras ese mundo se muere de miedo y de incertidumbre porque ve sobrevolar sobre su cabeza una amenaza que no se ha buscado, un futuro que se pinta de negro y una guerra global que nos sumiría en el más terrible de los inviernos. Angustia.

Los precios no paran de subir. Eso no incide sólo en la economía doméstica sino en la incertidumbre laboral. Trabajo en un sector donde, durante los últimos meses, cerrar un contrato está costando más que una escalada pedregosa; los precios fluctúan siempre al alza, los comerciales no se atreven a concretar y los centro de trabajo se quedan parados en espera de una decisión que no depende de ellos. Esto puede conllevar al caos, al paro, a la calle y a no poder hacer frente, como esa pescadilla que se muerde la cola, a esa subida de precios que nos ahoga la economía doméstica. Angustia.

El país está cada vez más polarizado y eso ha generado un caldo de cultivo en el que la ultraderecha se mueve como pez en el agua. No sólo controlan la judicatura, sino que controlan los medios y desde el silencio y el blanqueo, se han metido en las instituciones con claras amenazas y veladas intenciones. El peligro que conllevan sus ideas es proporcional al miedo que me hacen sentir las viejas historias contadas por nuestro antepasados. O se les pone coto y freno o algún día alguien lamentará haberles reído todas las gracias.

Angustia.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Por h o por b

Durante los pasados años académicos, y debido a la similitud fonética entre la "b" y la "v" y el sonido mudo de la "h" cuando va sola en alguna palabra, era común que muchos alumnos, confundidos por la etimología de las palabras, confundieran la ortografía en los exámenes y cambiasen alguna "v" por una "b" u omitiesen alguna "h" en la redacción.

Para conseguir que los alumnos no repitiesen el error cometido, era frecuente que los maestros suspendiesen todos aquellos exámenes que tuviesen una falta de ortografía. Compungidos, al llegar a casa, los chicos entregaban los boletines a sus padres alegando que les habían suspendido por una "h" o por una "b". De ello que se hiciera frecuente la expresión: "Por h o por b, me han suspendido".

Es por ello, que bien para excusarnos, o bien para tratar de explicar los impedimentos que nos han surgido a la hora de llevar a cabo una tarea que no hemos podido concretar, solemos decir que, por diversos motivos o a causa de ciertas trabas, "por h o por b", no hemos podido conseguirlo.

jueves, 10 de marzo de 2022

Salamanca

Salamanca es la ciudad a la que siempre vuelvo para encontrar un pedazo de juventud y reencontrarme con dos amigos de verdad. Porque Salamanca es la ciudad de Marcos y Juanra, es una noche fría buscando un garito decente, una copa de balón a precio de oro y un pincho de carne a la parrilla en Van Dyck mientras las calles van bullendo de gente que busca, como yo, un lugar donde donde postrar su sonrisa.

Salamanca es majestuosidad revestida de piedra de Villamayor, es corte clásico y confección adusta, es un paseo por la calle Toro sorteando personas, es una bajada hacia el convento de San Esteban para dejar que el sol de la mañana te reciba de frente mientras observas la fachada plateresca y dejas que el pasado te engulla con cientos de leyendas forjadas en libros de estantería vieja y suelo de mármol.

Salamanca es un viaje en familia introduciendo elementos para que los más pequeños conozcan jugando y los mayores viajemos de nuevo recordando. Un helado de dos bolas, un astronauta imposible, cien conchas frente a la vista y una rana sobre una calavera cuyas ancas sólo pueden ver a la primera los que conocen el lugar y han machado sus pies sobre los adoquines de piedra. Salamanca es volver al huerto, buscar una penúltima foto y prometerse regresar más pronto que tarde porque allí te siguen esperando con los brazos abiertos y el alma encendida. Porque aquel fue nuestro primer viaje y jamás será el último.

martes, 1 de marzo de 2022

Megalomanía

No ha bastado con ser la generación mejor informada de la historia; un mundo globalizado donde, en primera línea, hay acceso a cualquier motivo, cualquier resolución, cualquier sueño e incluso cualquier miedo, porque ahí, en el miedo ajeno, se mueven con soltura los tipos que no han aprendido de historia y siguen creyendo que su megalomanía va dos pasos por delante de la evolución humana.

La megalomanía, como plan, es un paso de gigante hacia la involución, porque la guerra no trae más conquista que el dolor, el señalamiento y el retroceso. De nada ha servido haber sobrevivido al periodo de paz más largo de la historia, de nada han servido las lecciones de dolor impartidas en Palestina, Siria, Afganistán o Yugoslavia, de nada ha servido creerse el rey del mundo cuando las fronteras no son sino símbolos de una desfachatez que nos provoca irritación y lanzan reclamos de soberanía mal entendida. De nada sirve la historia si nos condenamos, una y otra vez, a repetirla.

lunes, 21 de febrero de 2022

Antonio Díaz Miguel

Pocos equipos nos han emocionado tanto como la selección española  de baloncesto que logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. En una época en las que las medallas se contaban con los dedos de una mano y casi siempre sobraban dedos, una plata era todo un hito.

Aquel tipo bajito, con gafas y con pinta de abuelo moderno, ya llevaba allí veinte años cuando nosotros lo descubrimos. Hubo una madrugada en la que jugamos como nunca y sí, por una vez, ganamos. Fue aquel partido en Los Ángeles contra Yugoslavia, un país que a los más pequeños nos sonaba por Delibasic, aquel tipo desgarbado al que nosotros recordábamos por anotar puntos como loco vistiendo la camiseta del Real Madrid antes de que Drazen Petrovic apareciese para bajarles todos los humos.

Aquel equipo, dirigido por el abuelete de las gafas, nos hizo perder el sueño en un agosto de 1984. La medalla de plata conseguida fue de tal calibre que tuvieron que pasar muchos años para que otra gran generación, la comandada por Gasol, Navarro y compañía, hiciese sombra histórica a aquel equipo de leyenda dirigido por Antonio Díaz Miguel.

lunes, 7 de febrero de 2022

Disciplina de partido

Una de las mayores falacias de la democracia es la de hacer creer que votamos a una lista cuando en realidad lo hacemos pura y llanamente por un partido. Viene esto a relucir porque cada vez que tomamos una papeleta y la metemos en el sobre, todos pensamos inmediatamente en el líder del partido cuando lo que estamos votando es a los representantes de nuestra provincia. Todo este cuento de purpurina tendría su final feliz si realmente cada diputado representase los intereses de su provincia, pues de esta manera se vería un debate enriquecido y con muchas zonas, solamente recordadas en tiempos de campaña, adquiriendo la importancia que merecen y les corresponde.

Podría darse caso, entonces, de que un diputado votase en conciencia rompiendo la disciplina de su partido por el simple hecho de que la ley que se vota interfiere en los beneficios de su provincia. Sería lógico e incluso productivo porque al fin y al cabo les votamos para que nos representen territorialmente. El problema es que la política se ha convertido en un juego de trileros en el que el no permanente impera siempre sobre el quizá. Y así, en grupo y sin fisuras, todos los diputados votan en bloque, más allá de sus conciencias, porque es lo que manda el partido y es lo que requiere la situación.

No me convence del todo la nueva Reforma Laboral y como tal me parece lícito que haya diputados que, en su conciencia, puedan votarla en contra, siendo de un color u otro, ojo, porque por el mismo motivo estoy seguro de que algunos en la bancada azul y verde preferían esta Reforma a una posterior pactada sin contar con la parte empresarial. El problema viene cuando engañas y mientes ante la luz y los taquígrafos. La disciplina de partido se cumple cuando hay un acuerdo tácito y tú, en mayor o menor medida, te muerdes los puños y aceptas a regañadientes. Hasta ahí todo podría ser normal, el problema es romper con todo por sorpresa y dejar a los tuyos y al gobierno en calzoncillos por un puñado de lentejas.

No sé que recorrido político tendrán Sergio Sayas y Carlos García Adanero. Si aceptan el cometido y dejan sus actas se verá cual es su ambición respecto a su supuesta mácula ideológica. Si se marchan como héroes verán su currículum limpio de manchas, ahora, si regresan y el color que los acoge es distinto al de UPN, serán muchos los que verán en ellos a los dos tipos que vendieron un país a los intereses partidistas de la oposición.

jueves, 27 de enero de 2022

La tía Santa

La tía Santa era la última superviviente de una estirpe de mujeres hechas a sí mismas y cinceladas por la vida a golpe de necesidad. Las hijas del tío Macano eran directas, crudas y, sobre todo, supervivientes. Mi abuela, la Manuela, era la menos afectiva y la más fuerte y quizá por ello todas las demás sentían una devoción especial por ella. Ninguna llegó a los ochenta años excepto ella, la tía Santa, quien con noventa y cinco y toda una vida carga a las espaldas, nos dejó con noventa y cinco y se llevó consigo un siglo en el que se vivió a mil por hora y se razonó a la velocidad de una tortuga.

Porque fue hija de una guerra y nieta de la necesidad. A menudo, recuerdo cuando mi abuela me contaba que había pasado el año del hambre. Aquello no fue sino la síntesis de una época en la que la postguerra se llevó tantas vidas como la guerra misma, víctimas del hambre, el frío y la venganza. Y allí, testigos de una época en la que las oportunidades volaban demasiado alto como para poder alcanzarlas, las hijas del tío Macano se hicieron mujeres, madres y ejemplos.

Para nosotros, la tía Santa será siempre un chascarrillo constante, la frase adecuada siempre por delante y un punto de admiración siempre presente. La tía Santa eran tardes sentados en un viejo sofá oliendo al picón del brasero y comiendo una galleta rizada, o noches al fresco en una silla de mimbre y madera recordando momentos bajo las estrellas. La tía Santa eran potes enormes el día de su cumpleaños y cientos de comidas tras las monterías en las que los toreros bajaban a la Pedrera para dar unos lances y después comerse las judías que les había preparado.

Porque la tía Santa era una cocinera excepcional, una persona extraordinaria y un ejemplo en casi todos los sentidos. Nunca podremos olvidar su característica voz de Navarra, su altruismo con cada miembro de la familia y su inquietud por seguir aprendiendo a pesar de que los años fuesen haciendo mella en su rostro. A los setenta aprendió a leer después de que los años, los tiempos y las obligaciones le hubiesen comido la vida y después de hacerse socia de la biblioteca se apuntó a tener su propio espacio en un programa de radio. Así se hizo mediática. El problema es que nadie puede vencerle al tiempo y superar el paso de la vejez. Pasó los noventa con soltura, pero poco a poco se fue apagando hasta que una última crisis de salud se la llevó por delante.

Uno aprende a querer a la gente que le saca una sonrisa y aprende a admirar a la gente que sabe sobrevivir a las dificultades. Recuerdo la mula en el corral, la lumbre en la chimenea, los dulces en la mesa y las palabras bajo la luz de la luna. Somos muchos los que la quisimos y la admiramos, por ello, como esas estrellas que se apagan y se llevan por delante una vida, dejará un vacío que jamás seremos capaces de llenar, porque siempre que pasemos por la calle Real miraremos hacia un lado para ver si la tía Santa sigue sentada al fresco.