martes, 31 de marzo de 2015

¿Quién es el culpable?

Cuando depositas toda tu confianza en una persona y esta termina traicionando la misma, es cuando nos llevamos las manos a la cabeza, lamentamos la mala suerte y prometemos no volver a dar la mano a la persona que terminó por mordérnosla.

Cuando un carterista echa mano de tus enseres personales sin que te des cuenta de la situación, la reacción, al conocer el delito, es el de creerte tonto, y poner en marcha mecanismos de defensa dentro de la memoria para que no se vuelva a repetir la acción. El bolso cruzado, la cartera bien sujeta en un lugar inaccesible, la mirada siempre atenta ante los posibles peligros. Toda precaución es poca para evitar que te vuelvan a tomar por el incauto al que se le puede sustraer libremente un par de billetes.

Cuando caes por un agujero creyendo que alguien sujetará tus espaldas, es cuando te das cuenta que crecer supone confiar en uno mismo por encima de terceros. Es cuando aprendes a caminar con los ojos abiertos y a responder con la prudencia del aprendiz. Los errores, las caídas y los fracasos enseñan a madurar de tal manera que hasta que uno no aprende a convivir con el peligro no se convierte en un auténtico maestro de la vida.

Si nos creemos tan listos como para evitar que nos engañen, para esquivar el obstáculo o para estar alerta ante la distracción ¿Cómo es posible que sigamos cayendo en el mismo error cuando se trata de elegir a los representantes políticos? Si votas y te roban la culpa es del polítco. Pero si aún robandote, les vuelves a votar, entonces ¿Quién es el verdadero culpable?

miércoles, 25 de marzo de 2015

El tío del puro

Cuando intento dirimir conmigo mismo cual es el sentido estricto de la vida, más allá del desacuerdo, me agarro a esa bonita historia que habla de la vida como un viaje en bus en el que ciertas personas comparten contigo ciertos momentos, haciendo del recorrido vital una comparación con un viaje hacia el destino final. De esta forma, habrá personas que se sienten junto a ti y otras que, aun compartiendo contigo el viaje, lo hagan en asientos más lejanos. Es la diferencia entre los amigos y los conocidos. Los primeros te dejarán su hombro para dormir, los segundos te sonreirán cuando te vean por la calle.

De todos ellos consigues alguna postal para el recuerdo. El saludo cuando aparecía algún encuentro fortuíto en el portal de tus padres, las cañas espalda con espalda en la barra del bar, los goles del Atleti en un grito compartido y los años transcurridos en el barrio mientras observabas como a los padres de tus amigos les iban saliendo canas sin percibir que el tiempo es ese duro juez que al final termina dictando su sentencia definitiva.

Durante los años que viví en casa de mis padres, era habitual el charlar o saludar a los vecinos del portal. En el primero vivía Luis, un tipo que aparcaba un furgón blindado en la puerta del portal y paseaba por la calle con un puro sujeto en los labios. Aquel, sin ninguna duda, fue su gran seña de identidad. Tanto, que los niños del barrio no tardamos en apodarle como "el tío del puro". Fumaba y reía. Solía alegrarse de verte y, de vez en cuando, te contaba alguna vieja batallita. Era uno de esos tipos que compartió viaje contigo desde los asientos más lejanos pero a los que, aún así, nunca perdiste la pista.

El tío del puro se marchó hace unos días. Cuando ves que faltan pasajeros es cuando empiezas a darte cuenta de que el viaje ya ha durado lo suficiente como para empezar a replantear objetivos. Los hombres que eran padres de niños de tu edad empiezan a esconder la mirada entre las arrugas. El tiempo, implacable como un Dios maldito, nos termina poniendo en el lugar de sus designios. Se nos marchan los clásicos y los que sobrevivimos otra parada más sabemos que, tarde o temprano, la parte delantera del autobús será para nosotros y empezaremos a pensar en decirle adiós a quienes miramos con los ojos cristalinos por la nostalgia.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Pelea en el barro

No defiendo en extremo a Podemos. Creo que tiene propuestas muy evaluables, otras, aunque poco factibles a corto plazo, son necesarias para un país que se pudre, y otras, más utópicas, deberían verse revisadas; una por ser demasiado fantasiosas y otras por sonar demasiado represoras. Pero más allá de rentas básicas, auditorías de la deuda y limitación de medios de comunicacion, el peor enemigo que encuentra es el runrún de los rumores. Nos hablan de Venezuela como si fuese el demonio y como si nuestros líderes más recientes no hubiesen tenido jamás relación alguna con dictaduras, sin tener en cuenta que Venezuela, oficialmente, no es ninguna dictadura y sin tener en cuenta que tanto Pablo Iglesias como sus adláteres, tendrán algo que decir sobre el asunto aunque muchos ya se hayan empeñado en dictar sentencia de culpabilidad.

No me gusta demasiado Ciudadanos. Lo veo en demasía como una marca blanca del PP como para tener confianza en tipos que pregonan un concepto de política muy alejado de mis ideales. No me gustan sus adeptos y, sin embargo, creo que su aparición es un soplo de aire a una política podrida por la costumbre y disociada por la falta de tacto con el ciudadano.

El ascenso popular de estos dos partidos ha puesto tan nervisosos a los dos de siempre que no han escatimado en medios para poner en marcha la maquinaria mediática. Durante meses tirando balones fuera en los casos de flagrante corrupción y depreciación del Estado de Bienestar y ahora poniendo en jaque a una formación política por un papel en una beca o por una declaración complementaria. Tienen tanto miedo que no dudan en tirarse al barro para pelear. Saldrán manchados de mierda y, seguramente, victoriosos. El fin justificará los medios y la democracia seguirá tan devaluada como los valores en este puñetero país.

martes, 17 de marzo de 2015

El sol

La salida del sol significa el despertar de la mente, de la gana, del plan, de la iniciativa. Durante meses, cuando el gélido invierno calaba los huesos y apelmazaba los músculos, nos rebatíamos en el sofá y buscábamos la manta, el plan anodino y la huida hacia adelante. No hacer nada para no cambiar nada.

Con el sol buscamos alternativas, fabricamos planes, prometemos excursiones y bajamos a la calle para que los niños encuentren amigos con los que jugar. Y en su sonrisa encontramos el motivo por el que seguir planeando el tiempo porque su tiempo, en concordancia a su felicidad, es nuestro tiempo. Y ahí, donde confluyen los lugares comunes de nuestro interés, el sol forma parte fundamental en nuestra vida porque cuando su calor se hace latente nuestro interés por vivir crece proporcionalmente.

martes, 10 de marzo de 2015

El nivel

Tres momentos. Una incapacidad, una palabra, una imagen.

Pedro Sánchez se mostró incapaz de derrotar a Rajoy en el debate sobre el estado de la nación como ya había sido incapaz de hacerlo Rubalcaba en los tres debates anteriores. Esto no sería especialmente grave si no nos encontrásemos ante el que, posiblemente, ha sido el peor presidente de nuestra democracia. Esta incapacidad para hacer frente a un enemigo derrotable denota la existencia de un partido débil, de una oposición sin ideas y de un programa acuciado por las dudas. Este es el nivel.

El presidente del gobierno, por su parte, en lugar de entrar en el juego del debate, entró en el cuerpo a cuerpo del despecho. No olvidó, para variar, el asunto de la herencia recibida y, para rematar, se despachó con el líder de la oposición llamándole patético. Tras el insulto llegó la pataleta y el eterno juego de discusiones infantiles. Y tú más. Nada nuevo bajo el sol. Este es el nivel.

Más arriba, apenas un metro, del lugar donde los representantes de la cámara se delataban en forma de discurso, la presidenta del Congreso fue cazada por un fotógrafo jugando a un conocido juego en su tablet pagada con dinero público. No sé como debió sentirse Alberto Garzón, ponente del momento, al conocer que sus palabras no le interesaban para nada a la presidenta de la cámara. La señora Villalobos tira balones fuera, miente mientras se ríe en nuestra cara y sigue pensando, como todos, que dimitir es un nombre ruso.

Este es el nivel.