jueves, 30 de julio de 2009

Madre en llamas

Nuestra madre es la Tierra. Más allá de quien nos parió, nos crió y nos dio una palmadita en la espalda el día que nos marchamos de casa, todos tenemos una madre común que es el planeta que nos empeñamos en destrozar. Cada vez que llega el verano tiemblo por los descuidos, los caprichos y las enfermedades de media docena de tarados dispuestos a arrasar con todo lo que nos hace seguir respirando.

Los bosques reciclan el CO2 convirtiéndolo en oxígeno, ayudan a manterner la biodiversidad y son nuestra única vía de escape a la contaminación que respiramos día sí o día también. Si nos cargamos todo el oxígeno, sin plantas de reciclaje, el efecto invernadero se hará más poderoso y al final todos terminaremos achicharrados como San Lorenzo.

Me revientan aquellos que lanzan colillas encendidas por las ventanillas de los coches, los que montan la merienda en el campo y se dejan todo sin recoger y, sobre todo, los que buscan el pelotazo de la recalificación en un terreno bien sembrado. Esos son los peores porque actúan a conciencia y sin el descuido que puede producir un acto espontáneo.

España vuelve a quemarse como cada verano y en cada árbol que se quema, se quema también un pedazo de nosotros. En las cárceles hay sitio para todo tipo de delincuentes. Para los hijos de puta que queman a nuestra madre, también.

martes, 21 de julio de 2009

Sofocos

Debo ser un tipo raro. Me gusta el calor, me gusta asarme. Claro que lo es también porque nunca he sentido la necesidad extrema de sentir un chorro de frío helándome la espalda. Desde la comodidad de mi silla de administrativo todo se ve más fácil; abajo, en la obra, los ferrallas y carpinteros aguantan estoicamente las inclemencias del sol mientras machacan, sueldan y anclan. Esos sí tienen derecho a quejarse.

Camino por la calle y veo a la gente resoplar. En su mayoría, son los mismos que, cuando llegue el invierno se quejarán del frío. El caso es quejarse. Yo lo reconozco, me encanta el verano. Dice Sagrario que tengo un filtro para absorber el calor, puede ser, el caso es que apenas me sofoco y apenas sudo. Yo no me quejaré ahora. Hay algunos que se quejan durante todo el año y yo ya lo haré cuando llegue el frío. Veréis como ahí si me pongo pesado. Lo odio.

miércoles, 15 de julio de 2009

El regreso

Igual que el sol, que nunca se apaga aunque se esconda, y nunca mejor puesta la metáfora ahora que Lorenzo pega de lo lindo, quiero regresar a mis costumbres diarias y volver a plasmar en un puñado de líneas las poco interesantes vivencias que me van ocurriendo.

Si dejé esto por un tiempo fue por una mezcla de hastío, falta de tiempo y querer aprovechar a tope las vacaciones de Sagrario. Ahora que, con el calor, regresan las ganas de refrescar la memoria, que el trabajo me va dejando pequeños momentos de libertad y que las vacaciones de mi niña, por desgracia, han tocado a su fin, toca seguir rellenando los renglones de mi vida.

No puedo contar mucho porque tampoco me ha pasado mucho. Entre todo, no puedo despedir este regreso sin felicitar a mis cuñados por su reciente enlace matrimonial. Fue una boda de tres días, como manda la tradición del pueblo, con víspera, bodorrio y reboda, esta más íntima pero no por ello menos interesante.

Quede esta foto de los novios colmados de confeti como muestra de mi recuerdo hacia ellos.

¡Enhorabuena chicos!...

... y ahora, a planchar :P