miércoles, 21 de enero de 2015

Libertad de expresión

La libertad de expresión no es un canto al aire para componer una opinión según unos intereses. Considerando que el insulto y la falta de respeto, o decoro, están censurados por la propia moral, uno puede establecer unos límites y, dentro de ellos, generar opinión, debate o recurrir al humor. Nada es más sano que saber reírse de uno mismo. Nada es más peligroso que pensar que el mundo gira alrededor de tu ombligo y creerte señalado por cada una de las opiniones.

Sin embargo, nada es más humano que establecer unos límites dentro del compromiso ético. Cuando los límites se imponen por convinción religiosa es cuando el fanatismo saca a relucir su ira y, poniendo voz a su Dios, es capaz de generar terror entre quienes no representan su credo. Por otro lado, cuando los límites se imponen por convinción política, es cuando el poderoso saca su mano para firmar edictos o leyes que pongan en apuros a la población. Y es triste que eso ocurra en democracia.

Durante los últimos días, hemos escuchado a nuestros dirigentes con la boca llena del vocablo "libertad de expresión" y, mientras se apresuraban a ser fotografiados en París, junto a las cabezas visibles de los más importantes gobiernos europeos, firmaban con la mano de judas el edicto conocido como "Ley Mordaza", atribuían a ciertas concentraciones la consideración de "terrorismo" e imputaban a un cómico por un sketch en el que se aludía al partido del poder. Hablar es fácil. Cumplir es más difícil. La doble moral es, simplemente, hipocresía.

lunes, 12 de enero de 2015

Feliz en tu día

En la sociedad matriarcal en la que vivimos, la figura materna se ha colocado, por derecho propio, en lo más alto del escalafón sentimental. Hablamos de hembras alfa que nacen para dominar el mundo en silencio y son capaces de soportar cualquier dolor con tal de conseguir su fin. Crían a sus hijos con dedicación, los educan con constancia y les enseñan a vivir con respeto y sin miedo. Es normal, por tanto, que ensalcemos la figura de nuestra madre por encima de todas las demás.

Ocurre, sin embargo, que existe un momento de tu vida en la que pasas a compartir cada momento con otra persona. Es la culminación de un proceso que comienza cuando conoces a alguien y termina en el momento en el que no eres capaz de no contarle nada. Entonces sabes que aquella persona estará allí cuando no esté tu madre y que por mucha gente que encuentres en el camino existe una persona que nunca te fallará. En ese momento, colocas a tu pareja en el lugar donde siempre has colocado a tu madre.

Para mí, Sagrario, significa el poder de la persistencia. Podría estar admirándola horas mientras compruebo como es capaz de sacarlo todo adelante. Aparte de la mujer que me ha dado dos hijos, es la persona que me guía por el camino de la vida. Por ello, ahora que llega su cumpleaños, no puedo sino volver a arrodillarme y cantarle el "Feliz en tu día". Ella se merece ser feliz todos los días.