No tenemos cordura, ni capacidad de esperar. Lo queremos todo y lo queremos ya. No dejamos incorporarse al coche que viene por nuestra derecha, ni dejamos la puerta abierta a la persona que viene detrás de nosotros. No cedemos el asiento en el metro y siempre queremos ser los primeros en entrar al tren. No tenemos educación, ni mesura, ni capacidad de reconocimiento. No sabemos agradecer porque no nos gusta deber nada, no sabemos cumplir porque no nos gusta regalar nada. Bebemos el agua antes de que se agote, pedimos comida desde la mirada antes que desde el hambre y, sobre todo, no detemos el tiempo ni un solo segundo para intentar empatizar. No sabemos mirar, no sabemos escuchar, no sabemos querer. Vivimos tan deprisa y tan mal que hemos perdido definitivamente la paciencia.
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Hace 5 días