martes, 9 de abril de 2019

Las cloacas

En las cloacas viven las ratas, anidan las alimañas, se esconden las serpientes. Las cloacas están llenas de barro, de lodo, de mierda, de asco. Allí abajo, mientras los demás caminamos por la calle ignorantes ante la vicisitud, se componen planes estratégicos, se dibujan ilusiones ficticias, se hacen las cuentas de la lechera con el cántaro siempre en poder de los más poderosos.

Es inadmisible, en democracia, el juego de ratas y excrementos al que están jugando los poderes fácticos con el fin de eliminar a un adversario político. Pero más inadmisible aún es el silencio cómplice con el que están contando como aliado. El silencio de unos medios que morirían por un Watergate y el silencio de unos partidos que rasgarían sus venas si fuesen ellos los afectados.

"No permitas que la verdad te estropee una bonita historia". Al viejo dicho periodístico se están ciñiendo los medios para callar lo que quieren y decir sólo lo que pueden. No entiendo qué miedo pueden tener de un partido que va abajo en las encuestas, de un ideario que, aunque bonito, suena más a quimérico que a pragmático, de un grupo de gente que, hasta ahora, ha amagado con mucho pero golpeado con poco.

¿Es indecente este espionaje o lo que realmente nos a escandalizado es que se sepa? Comprobando el resultado de estas filtraciones, todo nos lleva a pensar que estamos en manos de tipos que juegan con nosotros a lo que quieren. El problema, más allá de una maquinaria que no podemos desengrasar, está en la complicidad de quienes manejan la información. Lo que debería ser un escándalo sin precedentes en la historia del país se está convirtiendo en un anecdotario somero que va pasando por los telediarios como un paño de seda va resbalando por el aire en un día de viento. Se perderá el paño, se perderá la noticia, se perderá el rastro y volverá la demagogia a gobernar el horizonte.

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