jueves, 20 de mayo de 2021

Libertad

La libertad es un concepto demasiado serio como para convertirlo en manido y restarle la importancia que realmente tiene. La libertad tiene que ver con la expresión antes que con el disfrute, con la consecución antes que con la relación, con la causa antes que con la consecuencia. Porque la libertad es un trabajo colectivo con recompensa individual. Libertad no es salir de tu casa para disfrutar del sol, libertad es conseguir que nadie te prohiba disfrutar del sol.

Porque durante mucho tiempo, en este país, muchas cosas estuvieron prohibidas. No se podía tener libertad de conciencia, ni libertad moral, ni libertad sindical, y si eras mujer, todas tus libertades estaban supeditadas a los caprichos de tu marido. Fueron nuestros abuelos y nuestros padres los que labraron huelga a huelga, grito a grito, reivindicación a reivindicación, todas las libertades de las que ahora mismo gozamos. Porque ahora podemos elegir a nuestros gobernantes, nos podemos manifestar contra ellos y les podemos inducir a tomar ciertas decisiones. La libertad no es un señuelo, no, la libertad es un compromiso.

Hoy en día tenemos un contrato de trabajo; libertad. Estamos dados de alta; libertad. Nuestra jornada es de ocho horas; libertad. E incluso disfrutamos de días libres y vacaciones; libertad. Poder tomarse una cerveza no es libertad, es simplemente nuestra recompensa. Porque, si analizamos fríamente lo que debería ser obvio, hay gente que no tiene contrato, ni está dada de alta, su jornada es de doce horas y no disfruta de días libres ¿Cuál es su libertad ni siquiera pueden tener su recompensa? La verdadera libertad se gana en la calle, en el congreso y en la sociedad.

Porque la libertad que ellos venden en la libertad de los privilegiados. La libertad de los que se pueden tomar un Gin-tonic a las tres de la tarde después de una comida de negocios, la libertad de los que se pueden beber una cerveza después de su partido de pádel, la libertad de los que pueden ir a cenar a un restaurante de etiqueta porque tienen tiempo y gente que les cuide a los niños. Pero la libertad de vivir y, sobretodo, la de sobrevivir, no se adquiere en los bares, se adquiere en la calle y se disfruta con una buena atención médica, una educación de calidad y, sobre todo, con un sistema igualitario en la que todos tengan las mismas oportunidades. Eso sí sería libertad.

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