jueves, 23 de junio de 2022

Teatro

Cantaba La Lupe que la vida es puro teatro, pura interpretación cognitiva sin tener en cuenta las emociones porque siempre tratamos de vivir por delante del interlocutor y, sobre todo, siempre intentamos salvar el error antes de cometerlo. Por ello, cuando delante de nosotros hay algún superior laboral o algún maestro armero de la vida, nos precipitamos a escenificar nuestra conversación por temor a una reprimenda o, como mínimo, a un mal gesto.

Siempre me ha contado mi padre que hay alguien mucho peor que el patrón que explota y es el pelota que le sostiene. Como vivimos en un mundo donde lamer las botas del patrón da la seguridad del reconocimiento y la confianza del estómago lleno, preferimos intoxicar con sonrisas en lugar de lavarnos la cara y mostrar el brillo del orgullo en nuestra frente. Es por ello que terminamos siguiendo al rebaño y señalamos siempre a esa oveja negra que se descarria y termina despeñándose. Ella se lo ha buscado.

Las reuniones de empresa han terminado siendo un arriba el telón y una escenografía tan mal compuesta que, por singularidad, terminan siendo hasta hilarantes. Sonrisas impostadas, alabanzas sin venir a cuento y, sobre todo, la sensación de que hay una familia donde sólo hay un grupo de trabajadores. Nadie nos obliga a hacer amigos en el trabajo porque las amistades surgen por espontaneidad en lugar de por imposición, lo que sí deberíamos ser es compañeros y no apuñalarnos por la espalda para luego, cuando estemos todos juntos, terminar repartiendo abrazos como Judas sin conciencia.

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