Y mientras miro llover por la ventana y los albaranes se acumulan en la mesa, pienso que el verano ha vuelto a volar y que los sueños han vuelto a quedar en el filo. Lluvia cae y el corazón late. Le damos la bienvenida al otoño y entre esa melancolía que nos vende habremos de comprarle algún nuevo boleto, porque con el sol no se acaba la vida y con el verano no se acaban los planes. Son menos vistosos, pero siguen siendo planes al fin y al cabo.
Apenas queda un socavón junto al Manzanares
Hace 1 semana
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