
Los bosques reciclan el CO2 convirtiéndolo en oxígeno, ayudan a manterner la biodiversidad y son nuestra única vía de escape a la contaminación que respiramos día sí o día también. Si nos cargamos todo el oxígeno, sin plantas de reciclaje, el efecto invernadero se hará más poderoso y al final todos terminaremos achicharrados como San Lorenzo.
Me revientan aquellos que lanzan colillas encendidas por las ventanillas de los coches, los que montan la merienda en el campo y se dejan todo sin recoger y, sobre todo, los que buscan el pelotazo de la recalificación en un terreno bien sembrado. Esos son los peores porque actúan a conciencia y sin el descuido que puede producir un acto espontáneo.
España vuelve a quemarse como cada verano y en cada árbol que se quema, se quema también un pedazo de nosotros. En las cárceles hay sitio para todo tipo de delincuentes. Para los hijos de puta que queman a nuestra madre, también.