viernes, 9 de abril de 2010

Poder político-judicial

El peor estigma que puede arrastrar un país es su pasado, el peor lastre de la historia es la muerte consentida y la peor solución contra la justicia es la politización del poder judicial. Si los jueces y magistrados de los altos órganos se dejan influenciar por el corazón y la conciencia, le están haciendo un flaco favor a la legitimidad de la justicia.

El juez Garzón, siempre tan mediático y proclive a la acción, se empeñó en desenterrar el pasado con la convicción de que muchos ciudadanos creerían en su cruzada. A mí me pareció cojonudo, era una manera de hacer las cosas haciendo ruido, para que se enterara el mundo que en España hubo cuarenta años de silencio forzoso.

El problema surge cuando la justicia detiene al juez ¿Abuso de poder? ¿Faltas judiciales? ¿Fanatismo? ¿Miedo a la verdad? Han pasado otros cuarenta años más y España sigue siendo ese territorio habitado por cuarenta millones y dividido en dos bandos. Si los que deben unirse siguen divididos, lo más probable es que sigamos presenciando injusticias tan mediáticas. Ahora toca esperar ¿Culpable o inocente? ¿El juez o el dictador? Quizás ambos, aunque yo me quedaré siempre con el primero.

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