lunes, 25 de octubre de 2010

Quemao

Imaginad que os putean mucho. Imaginad, por ejemplo, que os mandan a trabajar a setenta kilómetros de vuestra casa. Imaginad que tenéis que aguantar todos los días a un niñato de ideas propias y universales al que la vida le ha venido de cara (no digo que a mi no me haya venido, pero al menos me enseñaron a respetar) que gana como unos mil euros más que tú al mes. Total, una nimiez. Imaginad que has discutido con tu jefe administrativo por pedir un suplemento por transporte que te cubra los gastos del gasoil (no hablamos ya de los del coche porque esos no los cubre ni el espíritu santo). Imaginad que tu jefe administrativo te dice que lo que hay es lo que es y que si quieres bien y si no a por pan duro, imaginad que tu delegado te mira regular por haber pedido algo que consideras tuyo, imaginad que el niñato te hace ver las cosas desde su punto de vista. Hay que estar agradecido, hay que saber valorar lo que tienes, has de saber que han confiado en ti. En eso estaba, en valorar lo positivo de que una empresa confíe en tus capacidades para que les gestiones una obra en el culo del mundo. Y cuando más convencido estaba de que había tenido hasta suerte escucho al jefe de grupo diciéndole al niñato que le van a pagar doscientos cincuenta euros mensuales en compensación por el gasto de gasoil. Imaginadlo ¿Vosotros cómo estaríais? Porque yo estoy QUEMAO.

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