
Las personas, mientras dura nuestra trayectoria por el ciclo vital, tendemos a intentar, a prometer y, a veces, a cumplir. A los que nos gusta rememorar lo bueno y planificar lo que puede ser mucho mejor, nos sentimos encantados de desandar el camino y regresar al lugar de origen.
Mañana por la tarde vuelvo a ver a mis compañeros de colegio. Hace veintiún años que abandoné el Fernando de los Ríos para iniciar estudios superiores y a algunos no les veo desde entonces. El reencuentro va a destilar recuerdos, risas, emoción y nuevas promesas. Ojalá estás si lleguen a cumplirse.
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