Los veo cada día en mi trabajo, no puedo dar un paso sin sentir su aliento de rastrero, sus ínfulas de gente importante, sus tonterías incontroladas. Me veo obligado a seguirles el paso mientras les pongo mala cara, les contesto airadamente o simplemente no les hago ni caso. Tengo que aguantarlos porque dice la gente que la crisis nos obliga a aferrarnos al puesto de trabajo como un jinete se aferra a las riendas de su caballo cuando a alcanzado el punto álgido del galope. Algún día me bajaré del caballo en marcha y me partiré la espalda, pero me quedaré tan a gusto mandando a todos estos gilipollas a tomar por culo.
1 comentario:
sagra
dijo...
En todos los sitios hay tontos de estos nene. Besotes
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En todos los sitios hay tontos de estos nene. Besotes
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