lunes, 27 de junio de 2011

Cola de caballo

A veces, a los que gustan de presumir de estado físico, les gusta exprimir las condiciones de las personas ajenas. A veces, los que callamos por respeto y asumimos por valentía, terminamos conociendo los límites de nuestro organismo. A veces, recorrer veintidós kilómetros, diez de ellos cuesta arriba, con un niño de doce kilos a las costillas, resulta una prueba de memoria extrema. A veces, sentirse orgulloso de uno mismo, vale más que todos los silencios acumulados. Cuando digo que puedo es que puedo.

2 comentarios:

Sagra dijo...

Pues yo no sé como pude, los 17 km digo. Muy bonito todo por cierto....pero telita marinera

lili dijo...

solo pensarlo, me duelen hasta los higadillos!! pero sois unos valientes