lunes, 17 de noviembre de 2014

El avestruz

El avestruz baja la cabeza a ras de suelo para pasar desapercibido en caso de peligro. Es por ello que cuando alguien suele evitar una responsabilidad, se le suele comparar con el ave más grande del planeta y hacerle saber que sus silencios incómodos y sus idas y venidas por las ramas pueden estar muy bien para él, pero que el ser humano carece de alas, patas extremadamente largas y cuello de tubo. Vamos, que no somos avestruces para bajar la cabeza y quedar como un cobarde ante la verdad.

La técnica del gobierno de España es la misma que se hace llamar "del avestruz"; agachar la cabeza, guardar silencio y dejar que los problemas pasen de largo. El tiempo, creerán ellos, terminará curando las heridas con una dosis de olvido. Y las mentiras volverán a forjar un mito que ya no se sostiene. Lo peor de todo es que este pueblo necio en el que crecemos siempre termina creyendose aunque su demoledor poder destructivo termine cayendo siempre sobre las mismas cabezas.

Cuando los problemas económicos del país se deben a la herencia recibida, los problemas de ausencia de fé patria se deben al terrorismo y la desinformación, los problemas epidémicos se deben a los enfermos, los accidentes ferroviarios son culpa del conductor y los corruptos afines al partido son aquellas personas de las que usted me habla, queda en evidencia la carencia de valor y aplomo de quien debe coger el toro por los cuernos. Un buen presidente no promete mentiras, un buen presidente viaja a Cataluña para conocer el problema de primera mano y viaja al País Vasco para hacer de interlocutor directo con los disidentes, un buen presidente prescinde de su ministra de Sanidad cuando falla la cadena de protocolos sanitarios, un buen presidente busca soluciones ante los errores, un buen presidente se desmarca directamente de las manzanas podridas de su partido y si no le fuese posible evitar que los indicios le señalasen, un buen presidente se marcharía inmediatamente.

Los cobardes, como el avestruz, agachan la cabeza, guardan silencio y dejan que los problemas pasen de largo.

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