jueves, 21 de marzo de 2019

Dios y patria

A la derecha no le importa el planeta, ni le interesan los pobres, no piensa invertir en ciencia y desprecia la cultura. Prefieren invertir en la iglesia y en colegios concertados antes que hacerlo en tecnología, porque, para ellos, cualquier atisbo de progreso es un palo en su rueda. Su vehículo gira siempre, como los cangrejos, mirando hacia atrás. Con la marcha atrás siempre metida, buscan la involución porque cuanto más ignorancia más oídos dispuestos a escuchar su discurso basado en los dos pilares que sujetaron al franquismo: Dios y patria.

No hay más Dios para el hombre que el propio hombre. El hombre, que como dijo Hobbes, es un lobo para sí mismo, ha degenerado su propia evolución hasta entregarse a leyendas y divinidades. Dios es la ciencia, es la evolución, es el planeta. Nuestro Dios es la tierra y la estamos perdiendo con el ansia y el poder. Porque nos vamos quedando sin nada mientras rogamos a Dios y atizamos al cielo con el mazo de la avaricia.

La patria, en cambio, es una unidad de presión generada para alertar al pueblo contra la amenaza exterior. Se utiliza la unidad como símbolo de urgencia porque es fácil agrupar al pueblo en torno a una bandera antes de contar la historia. La educación es un bien venido a menos y los medios de comunicación se han encargado de educar a su manera de forma que saben que la manipulación empieza con una información sesgada. Ni España corre el riesgo de romperse, ni Cataluña corre el riesgo de atormentarse.

Dios y patria. Populismo. La frente arriba, cara al sol y mano extendida. La bandera por delante. La bandera significa unión, pero no debería significar la unión de unos y la desunión de otros. Trabajar para España no es imponer un ideario, es querer un país más nuevo, más moderno, más avanzado, más plural. Un país donde Dios sean los ciudadanos y la patria sea querer seguir empujando todos para construir. Nunca para destruirnos.

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