jueves, 26 de agosto de 2021

La piel

Las frases hechas tiene el poder de convertirse en verdad cuando se visten en primera persona. Cuando es tu piel la que se ve invadida, tu alma la que se encuentra en batalla y tu cabeza la que busca un final para los malos sueños. Esas cosas que te dicen de cuando seas padre comerás huevos o que ser padre te cambia la vida, no son más que conceptos semánticos que terminas de desglosar cuando la paternidad te sobreviene, te abre los ojos y cambias tus prioridades por completo.

Cuando operan a un hijo tuyo, aunque sea una intervención menor, sus ojos acuosos se clavan en tu alma, su desconocimiento te crea una pena preventiva y su dolor es un puñal contra tu sentido de la responsabilidad. Cuando le dices eso de "me cambiaría por ti", lo dices de verdad, porque darías a pelo su dolor por tu salud, tu bienestar por sus lamentos. Y es que los refranes trabajan y aunque no haya mal que cien años duren, llega un momento de la vida en el que dejas de mirarte el ombligo para desviar la mirada hacia un centro de gravedad más pequeño. Su mirada es tu mirada, su miedo es tu miedo, su piel es tu piel.

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