Se acaban los días de madre y comienzan las noches de padre. Noches de silencio deseado, sonrisa buscada y sueño incierto. Sagrario vuelve al trabajo y Pablo se queda a mi cargo durante las horas más silenciosas del día. Tocará acurrucar, arropar, querer dormir y despertar. Tocará madrugar más y volver al trabajo pensando en la noche siguiente. Noches de padre, días de adulto. Parece que sí, que he crecido.
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