miércoles, 24 de noviembre de 2010

Se veía venir

De aquellos polvos vienen estos lodos. Parece increíble comprobar que, en pleno albor del siglo XXI, aún existen tipos como Kim Jong-il dispuestos a desequilibrar la paz por una parcela de poder. Tipos ambiciosos de creencias férreas, dañinas y orgullo desequilibrado. Durante años le han dejado jugar a los soldaditos de plomo y ahora se cree capaz de salir a pasear al mundo con una bomba atómica atada a su correa. El tipo presume de mascota y el resto de humanos, incrédulos ante la pasividad y el sucio interés que deriva del negocio armamentístico, temblamos de miedo cuando comprobamos lo que este tipo dice que sería capaz de hacer.

No hay guerra pero ya hay atisbo. La ONU le ha dejado crecer, el tipo se cree una especie de Dios del nuevo mundo y ahora sus vecinos del sur velan armas ante lo que promete llegar a hacer. No disculpo a nadie, ni a este loco, ni a los surcoreanos ni, mucho menos, a los norteamericanos, aunténticos gurús de cada conflicto que asola la tierra.

Si a cada loco que surja siguen si querer pararle los pies a tiempo, al final llegará, como siempre, el momento de las lamentaciones. Así de tristemente funciona esto.

No hay comentarios: