jueves, 17 de marzo de 2011

Apagado

Desde que el primer mecenas contrató los servicios de un empleado a cambio de un puñado de monedas y nació el mercado laboral se olvidó una premisa que, por omisión, se ha convertido en costumbre y casi en obligación a la hora de redactar el libro de estilo empresarial: las personas, en su puesto de trabajo, dejan de ser personas para convertirse en números. De esta manera el trato dispensado suele ser el que se le da a un número erróneo, para volver a sumar simplemente se pasa la goma de borrar y se pone a un nuevo número. No hay agradecimientos, no hay complicidad, no hay deber de conciliación. Uno puede estar madrugando hasta morir de sueño, rompiéndose la espalda en una silla de saldo y sacando todo el trabajo que puede sacar. No sirve de nada. Al primer resquicio te la meten, al primer error te borran del mapa. Hacen click en el interruptor y te apagan.

1 comentario:

Sagra dijo...

A tí nadie te apaga, besotes lereles