martes, 31 de marzo de 2015

¿Quién es el culpable?

Cuando depositas toda tu confianza en una persona y esta termina traicionando la misma, es cuando nos llevamos las manos a la cabeza, lamentamos la mala suerte y prometemos no volver a dar la mano a la persona que terminó por mordérnosla.

Cuando un carterista echa mano de tus enseres personales sin que te des cuenta de la situación, la reacción, al conocer el delito, es el de creerte tonto, y poner en marcha mecanismos de defensa dentro de la memoria para que no se vuelva a repetir la acción. El bolso cruzado, la cartera bien sujeta en un lugar inaccesible, la mirada siempre atenta ante los posibles peligros. Toda precaución es poca para evitar que te vuelvan a tomar por el incauto al que se le puede sustraer libremente un par de billetes.

Cuando caes por un agujero creyendo que alguien sujetará tus espaldas, es cuando te das cuenta que crecer supone confiar en uno mismo por encima de terceros. Es cuando aprendes a caminar con los ojos abiertos y a responder con la prudencia del aprendiz. Los errores, las caídas y los fracasos enseñan a madurar de tal manera que hasta que uno no aprende a convivir con el peligro no se convierte en un auténtico maestro de la vida.

Si nos creemos tan listos como para evitar que nos engañen, para esquivar el obstáculo o para estar alerta ante la distracción ¿Cómo es posible que sigamos cayendo en el mismo error cuando se trata de elegir a los representantes políticos? Si votas y te roban la culpa es del polítco. Pero si aún robandote, les vuelves a votar, entonces ¿Quién es el verdadero culpable?

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