
El Partido Popular acusa al gobierno de venderse a los independentistas y, mientras, en un paso más allá en la carrera hacia el populismo, Ciudadanos y Vox se juntan en Alsasúa para hacerles ver al mundo que los que no besan una bandera de españa son enemigos de la patria. Ganas de gritar, ganas de luchar, ganas de vender necesidad de protección.
Y mientras, el gobierno, como siempre que la izquierda intenta hacer acto de servicio, en la inopia más desesperante. Sin fuerza para la pelea, sin palabra para la defensa. Intentando justificar porque dijo rebelión donde ahora dice sedición e intentando pelear unos presupuestos que, por falta de apoyos, se le van a caer a la alcantarilla donde duermen los sueños más bonitos que nunca se llegaron a cumplir.
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