miércoles, 12 de febrero de 2020

Sobrinos políticos

La afinidad termina de entregarte lazos afectivos a los que no renuncias de ninguna de las maneras porque hay personas que terminan siendo parte de tí mismo. Cuando te enamoras de alguien, cuando decides pasar el resto de tu vida junto a ella, has de ser consciente que formarás parte de una nueva familia a la que debes acoger en tu cabeza como en tu corazón, de manera conscientemente cariñosa.

Hace casi veinte años que pasé, por vez primera, a la casa de mis suegros. Fue una víspera del día del padre y el Barcelona jugaba en casa frente al Deportivo La Coruña. Desde entonces he vivido mil anécdotas junto a ellos. Viajes con mis cuñados, celebraciones familiares, partidos de fútbol con mi suegro. Son pasajes de la vida que te van marcando como un tipo afectivo.

Con el tiempo, las familias se agrandan y nacen nuevos lazos afectivos. Primero nació Bruno y luego nació Laura. Los dos pequeñitos han dado alegría al hogar y, desde el primer momento los sentí tan sobrinos míos como si fuesen de sangre. Son dos niños despiertos, listos e inquietos. Como casi todos los niños, cierto, con la diferencia de que estos son mi familia y los voy a ponderar para siempre.

Durante los próximos días, ambos cumplen años. Bruno hace tres y Laura dos. Este fin de semana iremos al pueblo y celebraremos los cumpleaños aprovechando que estaremos todos juntos. Será una nueva muesca en la memoria y un motivo de ponderación. Porque reiremos, contaremos anécdotas y dejaremos que ellos sean los protagonistas. Realmente es su día y así se lo haremos saber.

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