martes, 16 de agosto de 2022

Apagón

Hay algo aún peor que el apagón físico que están sufriendo escaparates, edificios o lugares simbólicos, y es el apagón mental que están sufriendo los políticos, adláteres y voceros, porque no es más tonto quien menos informado está sino quien no quiere informarse y no es más necio el que niega en su ignorancia sino el que lo hace en el ejercicio de su soberbia.

Lo de la oposición, en este país, no tiene parangón. Durante meses anduvieron atacando al gobierno para que tomase medidas contra el precio de las energías, sin molestar a las grandes empresas, eso sí, y no hicieron más propuesta que la de bajar el IVA lo que significaría que las multinacionales seguirían con su ritmo de facturación al tiempo que el estado dejaba de ingresar un dinero que le venía de perlas.

Pues bien, si el presidente del Gobierno se descamisa en Bruselas con tal de conseguir el acuerdo de Isla Energética, es un entregado cuando le han estado tachando de inmovilista. Si ordena apagar los escaparates a las diez de la noche, es un fomentador de la delincuencia cuando la mayoría de empresarios se estaban quejando por no poder pagar el recibo de la luz. Si modifica un real decreto de hace quince años para subir un grado la temperatura permitida, es un obtuso que sólo trata de perjudicar al comercio, y así todos los días. Se va a fomentar la delincuencia y la gente va a dejar de ir a los bares. Esas son sus premisas. Igual que con la ley antitabaco y con las restricciones post Covid.

El caso es que nadie se ha parado a contar que Bruselas pidió un ahorro del 7% en el gasto de energía y que a otros países incluso les llegó a pedir el 15%, que para cumplir hay que tomar medidas, que la impopularidad se convierte en hilaridad según se cuente y según se reciba y que, joder, a veintisiete grados se puede vivir y si prefieres estar a treinta y ocho en la calle con tal de llevar la contraria, o eres muy necio o eres muy malo.

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