lunes, 29 de agosto de 2022

Por encima de las posibilidades

Vivir por encima de las posibilidades es el reproche mediático que las grandes corporaciones y los rastreros de la mediocridad suelen dar a los obreros para hacerles creer que todo lo que les terminará ocurriendo será culpa suya, que para qué hacen caso de tantos anuncios donde les dicen que consuman y de tantas noticias donde les dicen que las ocupaciones hoteleras están al máximo si lo que realmente tenía que haber hecho es quedarse en casa, sacar un abanico y dejar pasar el tiempo para que, inexorablemente, se quede con cara de tonto creyendo haber disfrutado algo mientras los que de verdad disfrutaban son los mismos que le recriminaban y se embolsaban miles de millones delante de sus narices.

Para todos estos siervos del alarmismo, yo he vivido este verano, claramente por encima de mis posibilidades. Y es que, por lo que pueda venir, que dicen que es mucho y puede llegar a ser más, nos hemos echado la manta a la cabeza y hemos disfrutado un verano como ningún otro. Recorrer Portugal en familia ha sido una experiencia difícil de catalogar y muy fácil de recordar. En el archivo de nuestra memoria y en el álbum de nuestras andanzas, quedarán aquellos recorridos, de punta a punta, conociendo un país extraordinario y una cultura tan parecida a la nuestra que nos hizo sentirnos como en casa.

Todo ello completado con nuestra escapadita a la playa, mis días en Cádiz y los días en el pueblo yendo y viniendo han hecho que lo que para muchos serían unas vacaciones normales, para nosotros haya sido vivir por encima de nuestras posibilidades y si lo que dicen es cierto y el invierno viene duro y nos castiga por el flanco, si me da por quejarme, ya vendrá más de uno para decirme aquello de "haberte quedado en tu casa con un abanico mientras miras en la tele como el resto del mundo se divertía ajeno a la realidad". Y es que el pobre, haga lo que haga, siempre saldrá perdiendo.

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