miércoles, 1 de diciembre de 2010

Bajense los pantalones

Una de las condiciones para llegar y, más aún, para mantenerse en lo alto, es la capacidad de obediencia y resignación ante el poderoso. Es también, el camino más corto hacia convertirse en un don nadie.

Cuando nos enteramos de algunos de los contenidos de los papeles secretos del gobierno estadounidense que Wikileaks ha sacado a la luz, nos echamos las manos a la cabeza sin darnos cuenta de que lo que nos hacen saber es lo que todos llevábamos imaginándonos durante mucho tiempo. No somos si no el siervo peloteril del poderoso. Si el gobierno norteamericano se dice que se da carpetazo al caso de José Couso, entonces la familia del cámara que lleva años luchando por un trocito de orgullo, tendrá que verse abocada a la humillación pública. Si dicen que las escalas en suelo español de los vuelos con destino Guantánamo no se deben mencionar, pues no se mencionan y punto ¿Qué que somos? La última mierda del mundo. A ver si se acuerdan de nosotros los americanos cuando Europa se vea obligada a rescatarnos. En ese pozo no se meterá ningún embajador y Wikileaks nos volverá a recordar que se están riendo de nosotros.

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