jueves, 12 de abril de 2012

Aquel balón Mikasa

Maldito el día en el que le pregunté a mi padre quién era ese tal Luiz Pereira cuya rúbrica estaba serigrafiada en un balón de reglamento Mikasa que me regalaron en uno de mis primeros Reyes Magos. Maldita aquella respuesta dándome a conocer la historia de un defensa que sonreía con dientes blancos como la nieve cada vez que sacaba el balón de la cueva tirándole un caño al delantero rival ¿Cómo no me iba enamorar de ese equipo? El amor se convirtió en obsesión y la obsesión me llevó a la influencia emotiva en un grado extremo; un simple resultado me puede convertir en un tipo feliz o en un tipo apagado. Huelga decir cómo está mi ánimo hoy. Si hubiese evitado aquella pregunta en mis inocentes cuatro años, quizá hoy no estaría pasando uno de esos días en los que no quiero ver, ni oir a nadie.

No hay comentarios: