martes, 3 de abril de 2012

Suma y sigue

La cifra de paro suma y sigue. Como si de un concurso de méritos se tratase, los gobiernos de España se han turnado en la palestra para seguir señalando con el dedo al más pobre y tratando de convertirlo en más pobre aún. La cifra de cinco millones achecha y todos ponen cara de empate. A mí no me miren. Unos culpan al gobierno anterior y otros a las reformas actuales ¿Quien paga el pato? El de siempre.

El amor por los recortes estatales suma y sigue. Le tienen tanto cariño a los defraudadores de impuestos que incluso les han ofrecido una amnistía tributaria. Eso sí que mola ¿Por qué no ofrecen amnistías bancarias a quien no puede pagar sus créditos porque le ofrecieron un crucero de lujo y ahora se hunde con el Titanic de la crisis? Puestos a tener amigos, mejor los que me puedan reportar influencias antes de los que me puedan aportar remordimientos. Qué cosas tengo ¿Existe la mala conciencia en la clase política? El valor, al menos, en la mili se presuponía ¿Y quién paga el pato? El de siempre.

La sinvergüencería de mi jefe de obra suma y sigue. Le sigue importando un comino si la gente tiene familia, hijos y ganas de aprovechar el tiempo. Si a mí no me importa trabajar hasta las doce, debe pensar ¿Por qué ha de importarle a los demás? Eso sí, para llegar al trabajo que mejor hora que las once de la mañana y para entregar las cosas a tiempo que mejor manera de hacer las cosas a destiempo ¿Y quién paga el pato? Aquí todos ya saben la repuesta: el de siempre. "Uséase", servidor.

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