martes, 22 de enero de 2019

Ronaldo




Vivir a mil por hora implica jugar a mil por hora, jugar a mil por hora necesita de una precisión absoluta, la precisió nace de la concentración y la concentración no existe sin la voluntad. El tipo que amagaba a los porteros y burlaba a los defensas fue el tipo que se reinventó el día que le dijeron que su rodilla no volvería a ser la misma. Espació las arrancadas, dosificó los esfuerzos y regresó a la élite, porque los buenos, los de verdad, no se resignan nunca. El silencio, dicen, es para los mediocres.

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