jueves, 23 de febrero de 2012

Ya no estoy para algunos trotes

El último fin de semana regresé, una vez más, a los carnavales de Ciudad Rodrigo para pasar un par de días de fiesta rodeado de un par de buenos amigos a los que solamente veo muy de vez en cuando. El motivo, ver a los amigos, es más que suficiente como para rechazar un fin de semana de paz en Urda y hacer el petate con la misión de repetir pasadas hazañas. Y hubo alguna hazaña, pero no hubo repetición. No la hubo porque uno ya no está para ciertos trotes. El día pintaba claro, salí a pecho descubierto, me bebí media fábrica de Mahou y un cuarto de la última destilación de Ribeiro. Pasamos a cubatas como quien pasa de sopa a garbanzos y la noche me cazó descubierto, borracho y agotado. Las consecuencias, que siempre se pagan, fueron una noche toledana, una amigdalitis de caballo y un trancazo de aúpa que llevo arrastrando toda la semana. Y es que, como he dicho en más de una ocasión, hay una edad para cada momento.

No hay comentarios: