lunes, 12 de marzo de 2012

Ocho años después

Han sido más de una las ocasiones en las que he tenido que agachar la cabeza por sentir vergüenza de los comportamientos de ciertas personas de nuestro país. Especialmente esos que votamos para que nos representen y que no hacen otra cosa que lanzarse reproches como si permaneciesen en una absurda batalla de improperios en el patio de un recreo escolar. Han pasado ocho años desde que España sufrió el atentado más terrorífico de su historia y aún hoy, cuando hay que rendir homenaje a ciento noventa y dos víctimas, ni unos ni otros son capaces de ponerse de acuerdo para darse la mano y llorar conjuntamente. Es vergonzoso que los intereses predominen por encima de la muerte. Es asqueroso que por la memoria de ciento noventa y dos inocentes tenga que predominar la palabra de esos imbéciles que solamente saben jugar a decirse "y tú más".

No hay comentarios: