martes, 14 de julio de 2020

Un verano distinto

El miedo es libre. Es nuestro mecanismo de defensa contra el exterior, es el escudo que nos fabrica el cerebro para avisarnos de que no todo puede ir bien y que es posible que, si las cosas se tuercen, te pillen en paños menores y tengas que lamentar después de confiar. Nos fabrican desconfiados y no hacemos sino seguir las directrices de aquellos que nos alarman con cantos de sirena varada. Más aún si un enemigo externo, invisible y desconocido llama a nuestra puerta. Entonces el miedo se convierte en pavor, la precaución se convierte en obsesión y las ganas se convierten en temeridades.

Nuestros veranos venían siendo de una cotidaneidad tan feliz que nos sentíamos cómodos en nuestra propia rutina. Generalmente íbamos a la playa o a la montaña en junio y aprovechábamos los quince días de julio o agosto para estar en el pueblo. Todo era familia, descanso, playa, piscina y alguna actividad. La mejor manera de reencontrarse con uno mismo. Ocurrió que nos asaltó un virus, que nos confinaron, que Sagrario pasó los dos peores meses de su vida y que nos entró tanto miedo que decidimos dejar los viajes para otro año.

Y se echa de menos. Se echa de menos esa semana entre los cuatro donde nos damos caprichos, donde vemos juntos alguna película bajo las estrellas, donde inventamos un juego de cartas, donde jugamos a las palas sobre la arena de la playa, donde saltamos las olas, donde hacemos juegos de piscina e incluso carreras en el agua. El sol, las noches largas, los amaneceres, las noches de paseo y cena en un restaurante. Todo eso que te aleja de la monotonía y que te hace sentir vivo.

Nos queda eso, sentirse vivo. Estamos todos bien, pero con mucho miedo. Por ese este verano hemos cambiado el disfrute por la prudencia, el viaje reparador por el descanso tensionador. Pero es lo que toca. Sagra con su mascarilla y nosotros con nuestros pies de plomo. Toca esperar y creer. Quien sabe si el próximo verano será igual que el resto o quien sabe si, una vez más, será un verano distinto y este miedo habrá de combatirse con esta nueva normalidad que nos está transformando en personas distintas.

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